Capítulo XXI - Coerción

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—Si tanto deseabas verme, solo hubieses necesitado llamarme y lo sabes.

—No es eso, solo que... todo ocurrió... sin previo aviso.

—¿Eh?

—Sin pensarlo me conduje hacia estos instantes que yo... no pude siquiera detenerme. Después de todo, mi existencia siempre estará atada a este lugar, y tampoco puedo ser ajena a todo lo que conseguí gracias a usted y su vasta enseñanza.

—¿Has venido a ofrecerme tu gratitud? ¿Otra vez?

—Creo que... más allá de un 'gracias', existe ese respeto que solo pocas personas pueden alcanzar, a pesar de todo...

—Con eso te refieres a...

—Señor Kim, sabe usted que no puedo perdonarlo por lo ocurrido hace 9 años. Simplemente no puedo.

—No te culpo, realmente.

—¿Cómo... dice?

—Jihyo, estoy tan feliz de que hayas alcanzado uno de tus más anhelados sueños que era convertirte en médico, y vaya que tu gran capacidad e ingenio pudieron más que todas las adversidades que se cruzaron en tu camino... incluyéndome... sin embargo...

—¡No, Señor Kim! ¡Se equivoca! Usted fue una persona muy influyente en todo lo que respecta mi desarrollo en el campo el cual me dedico yo ahora, pero yo...

—Jihyo, sé lo que te pasa, y estoy bastante seguro que se trata de algo que de alguna manera a mí también me pasa.

—No logro... entenderlo...

—Sientes que lo has conseguido todo, y a la vez no; que has alcanzado lo inalcanzable, pero tu corazón no piensa de la misma manera. Buscas respuestas, a la vez que esas respuestas sean escuchadas, atendidas, asimiladas, y que al fin encuentres paz a pesar de la incertidumbre que significa el desenlace.

—Ese desenlace... ¿se refiere a...?

—Aún esperas a Nayeon, ¿verdad, Jihyo?

—...

—Sé que no perdonarás mi actitud de hace años, lo sé muy bien, ya que el solo hecho de asimilarlo me ha costado demasiado, sin embargo, créeme que si no hubiese actuado de esa forma...

—Lo sé, lo sé... no tiene que recordarlo... no es necesario.

—Lo siento, pequeñ-...

—¿Señor?

—¡Siento que ya no puedo llamarte 'pequeña'! ¡Mira cómo has crecido! Eres toda una profesional, mientras que yo...

— La lástima es algo que no puedo tolerar, Señor Kim. ¿Desea que le sirva algo de beber?

—Una taza de té...

—De acuerdo, se lo traeré pronto.

—Ten cuidado con algunas cosas, no he podido ordenar mucho en estos últimos días.

—No se preocupe, conozco muy bien el camino y no tengo pensado atascarme.

—Entiendo...

— ¿E-Este era... el albergue donde alguna vez pude ayudar a las personas que más necesitaban de atención y auxilio? ¿Este era... el lugar donde pude vivir aquellos momentos... c-contigo? No logro divisar muy bien los pasillos por la inmensa polvareda que se originaba con tan solo el transitar de mis pasos. Las paredes ya no presentaban ese color blanco y turquesa característico de antes. ¿Y por qué tendría que haber tantas cajas por todos lados? ¿El almacén se encontraría lleno? Ahora que lo veo mejor, no ha habido muchos pacientes alojados esta noche. ¿Y los demás? Será posible que... ¿el Señor Kim esté dirigiendo este barco... él solo? ¡Ah! Antes era más sencillo llegar a la cocina, sin duda. Esto me preocupa, y mucho.

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