Capítulo XV - Caja de Pandora

187 33 3
                                    

¡¿Q-Q...?! ¡¿QU-... QUÉEEEE?! ¿QUÉ D-DIJIST-...?

—¿Eh? ¿Q-Qué fue lo que...?

—¡N-NO BROMEES... IM NAYEON! ¡LO ACABO DE ESCUCHAR... A-AHORA MISMO...!

—¡N-No estoy bromeando, Jihyo! ¡Ya dime! ¡No me asustes así!

—E-Es q-... m-me... dijist-... ¡Ya dile de una buena vez, Park Jihyo! ¡ME DIJISTE T-T...! ¡T-TE... Q-...!

—Espera... ¡¿Q-QUÉ FUE LO QUE YO...?!

—¡TE Q-...!

¿M-Me habrá... escuchado?

—¡TE...! ¡Q-QUIE...! ¡AH! ¡NADA! ¡NO DIJISTE NADA! Si tú no lo recuerdas entonces menos yo.

—¡¿EH?! ¡NO ES JUSTO! ¡LO IBAS A DECIR!

—¡NO ES JUSTO QUE TÚ NO LO RECUERDES! Eh... ¿por qué me miras así, Nayeon? ¿Por qué me...?

—¡THOMAS!

—¡¿EH?!

—¡THOMAS! ¡TU APODO ES THOMAS!

— ¡N-No puede ser! Nayeon, ¡¿LO RECORDASTE?! O es que... E-Espera, ¿cómo que Thomas?

—¡THOMAS EL TREN!

—Sí, eso ya lo sé, pero...

—¡Tiene unos grandes ojos como los tuyos! ¡No sé por qué se me vino a la mente, pero es un gran apodo! ¿Qué te parece? Apuesto a que te gustó, ¿verdad?

Entiendo... ella no lo ha recordado, el apodo me lo ha puesto ahora mismo.

—¿Jihyo? Te estoy hablando... ¡Jihyo! ¡THOMAS!

—¿Eh? Sí, Nayeon, dime.

—¡¿YA VES QUE LLAMÁNDOTE THOMAS SÍ ME HACES CASO?! Pues bien, ese será tu apodo de ahora en adelante.

—S-Sí, Nayeon... está bien... Nayeon, esto confirma que... tú no recuerdas nada de mí hasta ahora. Creo que estoy siendo muy apresurada con esto. Y por cierto... ¿realmente quiero que ella me recuerde? ¿Realmente estará bien que eso suceda?

—Jihyo... ¿por qué te pusiste seria? ¿Es que en verdad no te gustó el apodo que yo...?

—¡No es eso! Solo que... sí, sí me gustó el apodo, pero...

—¿Pero...?

—Solo no abuses.

—Sili ni ibisis.

—¡¿Acaso ya quieres una confrontación, Nabongs?!

—¡Estoy más que lista, Jihyomas!

Creo que... seré paciente. En todo caso tengo la fortuna de tenerla nuevamente al lado mío luego de bastante tiempo, y no tengo la más mínima intención de perderla otra vez. ¿Lista para perder una vez más?

Jihyo... ¡Eso lo veremos!

Nayeon y Jihyo, Jihyo y Nayeon. El campo de batalla estaba más que listo para dar inicio a una partida de cartas que solo ellas podían hacer única. Risas, alegrías, momentos inolvidables que empezaban a crear, momentos que incluso uno podría imaginar no tendrían final. El día seguía transcurriendo para ellas, y eso lo sabía muy bien Jihyo, ya que tomó a Nayeon de la mano, y decidió hacer un recorrido fortuito por todo el albergue. Visitaron cada una de las instalaciones, acompañaron a las personas que se encontraban recuperando en ese momento, incluso Nayeon se dio el tiempo de ayudar a Jihyo en las actividades diarias de cuidado y atención de los pacientes. Jihyo la observaba y se admiraba a cada instante por la dedicación que empezaba a crecer en ella, aunque, como era de esperarse, las dudas de cómo proceder con algunas cosas lograban aparecer.

Somos Tú Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora