Capítulo XXXV - El día que te encontré.

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Sujin se dibujaba entrelazada en mis brazos en ese segundo de respiración, mientras que yo en los suyos, como si de una mímesis se tratase, como desafiando a la distancia. Un leve soplo se aventuraba a darnos compañía desde las afueras, mas eso no sucumbió el silencio que se apoderó de la situación. Sujin no dejaba de abrazarme, a lo que yo no desistí, sin embargo... algo en mí decía que lo que ella trataba de decirme iba más allá de ser una simple frase de consuelo...

"No interferiré en tu presente, pero déjame decirte que... si en algún otro momento nos encontremos en una situación así, a mí... tampoco me importará nada".

— Sujin...

— Dime, Jihyo-unnie...

— G-Gracias por saber comprenderme, por saber lidiar con mis temores y mis vacilaciones. Sé que esto acabará ahora, ya que sé que N-...

— Ibas a nombrarla, ¿verdad?

— S-Sí, sé que Nayeon está cerca de mí, y no tengo la más mínima intención de dejarla ir. Si esto llegase a incomodarte... créeme que... lo siento. No puedo traicionar lo que estoy dispuesta a hacer, y menos ahora.

— Pues... creo que ya está todo dicho, ¿no lo crees?

— Sí, ya todo está... ¿Q-Q...? Espera...

— ¿Necesitas algo más para entender lo que Nayeon intentaba decirte con ese acertijo?

— Nayeon me dijo que verme es el motivo para poder encontrarse consigo misma, para encontrarse con el pasado que aún la atormenta, para encontrarse con los sucesos que aún quedan como interrogantes. Nayeon, ¿piensas lo mismo que yo? ¿También no puedes traicionar lo que estás dispuesta a hacer? ¿Por eso estás aquí y no te has marchado? ¿Es por eso, Im Nayeon? Desearía que...

— ¿Eh?

— Desearía que Nayeon... estuviese aquí...

— Te dijo que reflexiones sobre la respuesta, ¿verdad? Hasta que eso suceda ella...

— ¡¿Pero cómo rayos podré contactarla?! No... debo de...

— ¡J-Jihyo-unnie! Aún no estás...

— Ya me encuentro mucho mejor, solo necesito buscarla por los alrededores del hospital, no te preocupes.

— N-No te lo permitiré, ¿entendiste? Estoy segura que Nayeon vendrá cuando tú creas que tienes la respuesta.

— Pero...

— ¡Nada de peros!

— D-Déjame...

— ¡No te d-dejaré...!

— Solo un poco... más...

— ...

En ese instante de forcejeo con mi querida alumna, que evitaba por todos los medios que me acercase a la puerta y así poder buscar a Nayeon en los alrededores del hospital... solo atiné a quedarme petrificada. La puerta se sentía como si cobrase vida, la cerradura y el picaporte parecían lidiar conjuntamente con una densa sinfonía de nerviosidad, cuando de pronto... y solo entonces... pude distinguir entre los agudos sonidos de las bisagras a uno que me hizo perder hasta el equilibrio. Sí, esa voz...

— ¡¿A dónde crees que va usted, señorita del 0122?!

Y yo solo pude... levantar la cabeza y decir...

— I-Im... Nayeon...

— Espera... ¿en verdad ibas a salir a alguna parte? ¿Acaso no te dije que tenías que buscar el significado de lo que te dije hace unos momentos?

Somos Tú Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora