Capítulo XXVII - Contra el viento

112 15 7
                                    

—¿Le ocurre algo, señorita Im? Por favor, dígame algo.

— ¿N-NABONGS...? ¿Q-QUÉ HACE AQUÍ... MI PELUCHE? Y... algo más importante... ¡¿POR QUÉ... POR QUÉ ES QUE EL SECRETARIO SUNG... TENÍA POSESIÓN DE ÉL?! Jihyo... ¿E-Esta ha sido... obra tuya? ¡¿ACASO ESTÁS TAN CERCA DE MÍ DE LO QUE ME IMAGINO?!

— ¡Señorita!

—Secretario... Sung...

—¿Está usted bien? La noto algo... pálida.

—N-No, no me pasa nada, descuide... solo se trata del cansancio que ha significado estar atendiendo a los negociantes. Sí, es eso.

—Oh, ya veo... aunque podría asegurar que se sintió así al ver mi regalo.

—No, se equivoca, aunque debo de admitir que sí estoy gratamente sorprendida por ese presente, y definitivamente tengo que agradecer tal gesto de su parte.

—No, señorita, no tiene usted porqué agradecer. Pero por favor, permítame sostener su regalo para que...

— Esto es demasiado... cómo decirlo... ¿sospechoso? Creo que, desde el instante que decidió tener una cita conmigo, tiene planeado algo. No tengo la menor duda de que... este peluche... es Nabongs: el peluche que Jihyo me regaló en aquella oportunidad cuando aún me encontraba en recuperación en el albergue. ¿Cómo? Acaso... ¡¿Acaso él...?! Secretario Sung...

—¿Sí?

—Tengo que... hacerle una pregunta antes de proseguir con esta cita.

—Está bien, no tengo problema alguno al recibir su inquietud, sin embargo...

— Sin... embargo...

—Tendrá que responder a una pregunta mía primero.

—¡Secretario Sung! ¡¿De qué se trata todo esto?! Está actuando muy extraño desde...

—¡Im Nayeon! ¿Por qué sigue negando que no sabe nada de este peluche?

— E-Es la... primera vez que se dirige a mí... de esa forma...

—¡Contésteme! Por favor...

—Me preguntas... ¿por qué yo... sigo negándolo...?

—Así es, s-señorita...

— Él se dio cuenta recién que no me ha llamado como usualmente lo hacía... quiere decir que... él desea esclarecer algo, desea saber algo... muy bien... No... se equivoca, secretario. Usted me obsequió este peluche con la consigna de que yo reaccionara de alguna manera a él, ¿no es así? Eso fue lo que no he negado, pero...

—Otra vez está...

—Hay algo en este peluche que lo hace muy especial.

—¿Cómo... dijo?

—Este peluche... fue un regalo que ya antes había recibido. Fue el regalo de una persona que fue muy importante para mí, una persona con la que compartí momentos tan gratos... que me permitieron de alguna u otra forma estar aquí donde ahora mismo estoy.

—Señorita...

—Este peluche marcó un antes y un después en mi vida. Recuerdo que juntas nos creamos apodos. ¡Qué momentos!

—¿Apodos, dice?

—Sí, apodos. El peluche tiene nombre, secretario Sung, y es, precisamente, el apodo que ella en ese instante me dio.

—S-Señorit-...

—¡Secretario Sung! E-Espere... ¿por qué usted...?

—¡USTED... SOLO TENÍA QUE DECÍRMELO! ¡SOLO TENÍA QUE HACERLO!

Somos Tú Y YoWhere stories live. Discover now