13|| Comunicación.

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Decir que me estoy enfadada, es poco

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Decir que me estoy enfadada, es poco. No comprendo su puta necesidad de mantenernos en silencio, o al menos el hecho de que será padre, pero le daré el beneficio de la duda para que al menos decida qué carajos quiere hacer. Por mi parte, solo me queda aceptar.

Lo que él está haciendo por mí, es suficiente como para mantener mi boca cerrada. Me trajo a Miami, me deja en su lindo apartamento de dos plantas pero más que nada, me da una libertad y tranquilidad que no tuve antes.

Tengo un lugar donde dormir, demasiado diferente a lo que estoy acostumbrada, y una enorme cocina donde puedo fingir que sé cocinar algo con demasiados ingredientes porque mayormente solo contaba con pasta y salsa en casa. Y se siente raro, porque a pesar de estar en un lugar que no me corresponde, me siento en casa.

Tengo la seguridad de que estaré aquí por un tiempo, de que no estoy sola y que al menos, alguien se preocupa por la salud de mi bebé, que en este caso es lo más importante.

Lo único que echo de menos, es a mi madre. Necesito de ella, de su sabiduría pues era la persona con los consejos más sabios, aunque es la típica persona que da los consejos pero no los toma. De igual manera, extraño todo de ella. Despertarme un domingo y charla durante horas porque era el único día que teníamos para nosotras sin interrupciones, pues papá y mi hermano regresaban hasta el lunes por la mañana.

Le pedí salirnos, varias veces le pedí marcharnos porque si lo deseaba yo podía darle la vida que siempre mereció, sin embargo nunca quiso dejarlo. Y ahora estoy aquí, sintiéndome culpable mientras observo por los grandes ventanales hacia la playa, donde las personas sonríen y son felices paseando con sus familias. Siento culpa por estar lejos, por tener tranquilidad, por que al menos sé que puedo continuar con vida mañana.

Y ella está ahí, condenada a esa vida.

Llevo pocos días viviendo en Miami y a pesar de compartir apartamento con Hudson, no le he visto el pelo desde el día en que llegué. Quise disculparme pero al dia siguiente cuando salí, él ya no se encontraba ahí, y tampoco al siguiente.

En cierta forma, me agrada porque es la primera vez que puedo pasar tiempo a solas, conmigo misma, pero a la vez desearía tener con quien hablar o al menos alguien que me enseñe la ciudad, porque hasta ahora lo único que hice fue comer, ver la televisión y memorizar cada mueble de este apartamento.

El lugar es hermoso, el sol entra cada mañana por el vidrio e ilumina todas las habitaciones dándole un toque mágico, especial. Ahora veo porque a Hudson le encanta estar aquí, además, por las noches la gente sale a caminar a orillas de la playa.

Lo único que no comprendo es cómo si tienes una enorme playa frente a ti, haces una piscina en tu casa. No tiene sentido.

He recorrido cada parte del lugar en lo que Hudson no estaba y descubrí que tiene bastantes secretos, como ser un gimnasio en casa con todos los aparatos, un despacho y una especie de club, con minibar, un tubo que da al techo como en los que solía bailar y al presionar el control remoto, la música se enciende, las luces se apagan y una luz roja cubre toda la pequeña habitación.

Entre Sábanas de Seda (AQS #1)Where stories live. Discover now