¡Primer libro de la serie Amores que Sanan! Versión 2021.
Con un padre y hermano alcohólicos, Lia pasa su vida trabajando para saldar sus deudas y se prepara para saldar la siguiente en un reluciente bar de Santa Mónica.
Rodeada de personas con din...
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Un gemido abandona mi garganta al sentir los labios de Hudson en mi piel. Apenas está amaneciendo, el sol casi sale por completo pero él parece no haber dormido ya que está con todas las pilas a estas horas.
Dormitada como estoy comienzo a moverme disfrutando ahora al ser más consciente de las manos que se pasean por los contornos de mi cuerpo. Es como si estuviera detallándome pues me recorre con tanta paciencia que despierta en mí cosas que no creí sentir hasta ahora.
Sus besos dejan rastros en mi espalda erizando la piel en el proceso hasta que una de sus manos viaja entre medio de mis piernas acariciando lo que allí se oculta.
Respiro profundo, debo ocultar el rostro en la almohada para no gemir como pretende mi garganta disfrutando el ser tocada de esta forma en una parte ultra sensible que desde ayer no para de recibir estocadas de su polla y la cual parece no haber tenido suficiente todavía.
—Buenos días—susurra haciéndome sonreír. —¿Lista para la próxima ronda?
Este hombre es imposible e insaciable. Mi cuerpo lo recibe con los brazos abiertos dejando que haga con mi cuerpo lo que quiera porque a fin de cuentas lo termino disfrutando mucho más que él. Me retuerzo bajo su toque, dejo que me recorra las veces que quiera y disfrute de lo que tengo para ofrecerle.
A pesar de haber dado a luz hace poco y que mi cuerpo no ha vuelto a ser el mismo, y a este punto dudo que regrese a ser como antes, él lo disfruta como si yo fuera una diosa reina de la lujuria cuando en realidad estoy bastante segura que el que viene de otra dimensión es él. Su cuerpo, su manera de moverse pero más que nada, su pose protectora incluso al momento de hacer el amor me excitan tanto.
Su lengua me recorre el cuello chupeteando mientras sus manos aprietan la carne de mis muslos sincronizando todo con las penetraciones profundas.
No le importa tener otro bebé y a mí tampoco, de hecho esta creo que es la primera decisión consciente que hemos tomado desde el momento en que nos conocimos. Formar una familia con Hudson es un sueño que se ha hecho realidad a pesar de todo lo que nos enfrentamos, y ahora estamos aquí, yo abrazada con las piernas a su cadera y él llenándome otra vez, susurrándome una y otra vez lo hermosa que soy y lo mucho que me desea.
Enrollando las piernas con las suyas, ambos desnudos y enredados entre las sábanas de seda, me quedo dormida otra vez sin importarme el horario. Deseo descansar todo lo que mi bebé me lo permita porque nadie me dijo que sería tan extenuante tener un recién nacido en casa y para cuando vuelvo a abrir los ojos el sol ya se encuentra en lo alto y el llanto de mi bebé se oye a través del comunicador.
Me levanto de la cama notando que estaba durmiendo sola no sé desde cuándo pero a fin de cuentas voy al cuarto de mi bebé encontrándola despierta y llorando a todo pulmón en su cuna.
La sonrisa que se expande por mi rostro hace que se calle al levantarla. Me mira con unos ojos demasiados ansiosos por conocerlo todo pues es demasiado atenta y despierta para su tiempo.
