¡Primer libro de la serie Amores que Sanan! Versión 2021.
Con un padre y hermano alcohólicos, Lia pasa su vida trabajando para saldar sus deudas y se prepara para saldar la siguiente en un reluciente bar de Santa Mónica.
Rodeada de personas con din...
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Soy el hijo de puta más afortunado del mundo.
Sentado en la mesa que prepararon para nosotros, con una copa en la mano y viendo a Lia, a mi esposa en el medio de la pista con nuestra pequeña hija en su pecho, balanceándose al son de la música sé que no necesito más.
El dinero es banal, la vida que llevaba antes de ellas completamente inservible y sé que además de mi carrera, lo único bueno que hice fueron ellas. Una sonrisa se planta en mis labios cuando comprendo que estaba destino a ir a ese club.
Lia baila con nuestra hija y con sus amigas, entre ellas su hermana y la mía. Brilla, sonríe como nunca antes y es feliz cantando. Se ve radiante, como una persona que por primera vez está descubriendo lo que vale y me hace feliz saber que puedo llamarla mi esposa a partir de hoy.
—Lo hiciste bien, hermano—comenta Brennan a mi lado golpeando mi brazo.
—Sí, creo que le debes un sueldo a tu esposa por aguantarte antes y ahora—es mi turno de golpear al idiota de Kiran a mi lado—Lo siento, no sé qué se siente. Siento envidia, de la buena claro.
—Ya te llegará el momento, y apenas sientas que es la indicada proponle matrimonio que luego te arrepentirás del tiempo perdido—lo aconsejo—Apenas sientas amor por una mujer, proponle matrimonio porque créeme que cuando amas de verdad ya no hay nadie más.
Rueda sus ojos.
—Ahora vas a decirme que no tienes ojos más que tu esposa—ironiza—Tú, que ha tenido más mujeres que ropa interior estos años.
Me río.
—Los ojos fueron hechos para ver, pero el corazón siempre será de una sola mujer y el mío tiene su nombre grabado hace tiempo. Perdí mucho tiempo con ella, tiempo que ahora me parece valioso y pretendo aprovechar así que sigue mi consejo y cuando sientas que la amas, conviértela en tu esposa y luego en madre, ahí te darás cuenta que si la amabas cuando llevaba tu apellido, cuando cargue a tu hijo en su vientre se convertirá en una diosa.
—¿Cómo sabré si es amor?—pregunta ahora sin una pizca de gracia.
Kiran es joven, casi un adolescente joven pero la madurez y el hecho de que es un maldito prodigio que terminó la universidad en un santiamén lo llevaron a ser lo que es hoy en día. Un gran doctor y un gran amigo.
—Sabrás que es amor cuando notes que harías lo que fuera con tal de verla feliz, cuando sientas que no eres digno de ella y que harías lo que fuera con tal de protegerla—menciona Brennan esta vez, mirando a la mujer que ama bailar en la pista, y no es precisamente su esposa.
Un ambiente raro se siente entonces, Brennan y Kate tienen demasiada historia y mucho que decirse, pero el verla bailando con otro me duele incluso a mí. Ella desesperada por olvidarlo y él desesperado por tenerla.
—Ustedes me deprimen—me pongo de pie—Iré por mi esposa.
Dejo la copa en la mesa y camino al centro de la pista donde tomo por la cintura a mi esposa pegándola a mi cuerpo. Su espalda choca en mi pecho cuando la rodeo con mis brazos acariciando a nuestra bebé en su pecho durmiendo plácidamente gracias a los tapones que trae los oídos.
