21|| Cambios.

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La mañana comienza con una pelea por querer meter mis senos en mis antiguos brasieres, pues no caben en ninguno

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La mañana comienza con una pelea por querer meter mis senos en mis antiguos brasieres, pues no caben en ninguno. Al intentar prenderlos, la tela hace ruidos extraños o simplemente no cierra.

Lo mismo con cada prenda. Desde los quince años no tuve que comprar ropa porque fui de la misma talla hasta hace cuatro meses que me embaracé. Ahora luzco como una maldita vaca y seré una vaca desnuda si nada me entra.

Pruebo con un vestido veraniego que utilizo para fiestas formales. Tengo solo este, nada me entra, nada me luce, estoy gorda y necesito más ropa, ropa de mi talla y que se estire pues esta barriga no dejará de crecer.

Todavía no saco de mi mente a Hudson y lo que pasa allá en Nueva York, pero tengo la tarjeta de crédito a mi nombre, así que me mentalizo para una mañana de compras y más compras.

Todavía no recibo el alta médica así que no puedo salir, por lo que llamo a recepción para tener otra habitación solo para mí. Si planeo traer aquí a los diseñadores y demás, no los meteré en casa de Hudson pues es seguro que luego terminaremos siendo noticia nacional.

Llamo a diseñadores, estilistas y vendedores de ropa para bebés. Si voy a hacer esto, lo haré bien al menos.

—Señorita Stevenson, su habitación está en el piso de abajo, segunda puerta a su derecha. —dice el recepcionista.

Agradezco la atención y me dirijo ahí. Puede que se lleven una sorpresa cuando saque mi tarjeta de crédito porque por mi ropa, nadie creería que tengo esa cantidad de dinero a mi cuenta.

Hudson dijo que era para mi uso personal, así que no escatimo en nada. Nunca tuve la oportunidad de ir de compras un dia completo, de que me consintieran y hoy lo necesito. Hoy gastaré lo que quiera gastar a ver si así se van las ganas que tengo de ahorcar a Hudson con sus millones de dólares.

Abro la puerta y me sorprende ver que son habitaciones mucho más pequeñas que las del piso de arriba. Además de los metros cuadrados restantes, la cocina y la decoración no son las mismas. Es una linda habitación, pero el hogar de Hudson es mucho mejor.

Enciendo la televisión y ordeno una hamburguesa con muchas papas fritas. Ahora mismo lo único que tengo en mente es en comer y gastar dinero, en hacer las cosas para mí y hacerlas bien, así que olvido por completo la dieta infringida por los doctores.

Cerca del medio día, tocan a mi puerta. Apenas abro veo perchero tras perchero entrar en el apartamento. La cantidad de gente que ingresa es una locura.

—Señorita Stevenson, mi nombre es Sara y seré su asesora de imagen. ¿Qué le complacería ver primero? —la mujer que se presenta ante mí tiene una sonrisa brillante y luce carismática, y tan aseada, como si la hubieran pulido pues no tiene siquiera una hebra de cabello fuera de su lugar. —Traje ropa de todas las marcas posibles y algunos accesorios. ¿Le parece que comencemos con Louis Vuitton y Chanel?

Entre Sábanas de Seda (AQS #1)Where stories live. Discover now