31|| Resiste.

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Hilary camina por la habitación abriendo las cortinas para dejar entrar un poco de luz natural

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Hilary camina por la habitación abriendo las cortinas para dejar entrar un poco de luz natural. Me desperezo, llevo una semana viviendo en casa de Hudson y aunque debería de estar tranquila no es así.

—¿Está aquí?—pregunto como rutina desde el día en que me mudé.

Por su expresión, antes de que abra la boca conozco la respuesta.

—Está en la vereda de enfrente como todas las mañanas—responde con pesar.

No he podido dejar este lugar ni siquiera para salir al jardín porque mi padre aprovecha para gritar miles de cosas como todo un desquiciado.

Desde el momento en que me vio entrar se ha presentado todas las mañanas para hacerme la vida imposible y aunque hemos llamado a la policía en varias oportunidades dicen no poder hacer nada porque no se encuentran en nuestra propiedad y tampoco parece una verdadera amenaza.

Estoy cansada, debo vivir con las cortinas de la planta baja cerradas todo el día para no ver al equipo de seguridad yendo y viniendo mientras batallan con él y sus gritos.

Se suponía que tendría privacidad y algo de descanso pero este tema me está causando tanto estrés que ya ni de la cama quiero salir.

Me levanto a fin de cuentas caminando hacia el cuarto de baño. Aunque es bastante ostentoso me acostumbré a vivir en esta casa, a los pequeños lujos y más que nada a que alguien más prepare mi desayuno como ser el chef privado de Hudson.

Hago mis neceseres, me ducho y me cambio con ropa de entre casa. No salgo a ningún lado en todo el día, no tendría tampoco dónde ir ni a quién visitar porque... porque ahora estoy más sola de lo que alguna vez me he sentido jamás.

Despierto sola, deambulo por la casa sola, leo un libro en completa soledad y me acuesto por las noches de la misma forma. No recibo llamadas, al menos llamadas que desee contestar porque el único que me marca es Hudson y a decir verdad no tengo ánimos de hablar con él.

Como ahora por ejemplo que suena el teléfono mientras estoy cambiándome en el vestidor y como rutina es Hilary quien responde. Para mi sorpresa ahora no tarda mucho pues en segundos cuelga despidiéndose.

Suelto un suspiro observando mi barriga en el espejo. No puedo perdonarle esto, la canallada que me hizo, que le hizo a nuestra hija jugando con su vida como si se tratara de nada, de la cosa menos valiosa en el mundo.

Llevo pensando en lo que hizo por demasiados días y a la única conclusión que llegué es que Hudson jamás podría amarla. Llegamos a su vida de la nada, de la noche a la mañana y no ha hecho más que cometer estupideces desde que nos tiene.

Jamás me demostró que vamos primero, que al menos mi hija va primero que todo en su vida porque ha protegido a quienes quisieron hacernos daño y eso es algo que no podré perdonarle.

Entre Sábanas de Seda (AQS #1)Where stories live. Discover now