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Era un hermoso día soleado. Aunque los desastrosos hechos de hace medio año aún resonaban entre la mayoría de las personas. Habían pasado casi seis meses desde que le habían puesto fin de una vez por todas a la liga de villanos, la entidad criminal más perversa y malvada de todo Japón.

Después de los incidentes en donde la mayoría de nuestros héroes lucho a muerte con la Liga de Villanos, pudieron salir victoriosos pero con una gran baja... La pérdida del símbolo de la paz, All Might.

El más grande héroe tuvo que sacrificarse para destruir de una vez por todas al líder oculto detrás de la organización criminal que se estaba dedicando a reclutar villanos de todos los tipos y de todas las clases posibles, creando aberraciones conocidas como Nomus y envenenando la mente de las personas con sus mensajes de odio y desprecio. Reunían villanos de toda clase, ya fueran mediocres o de los más peligrosos y violentos, tal y como lo era el asesino de villanos, Stain.

Pero al final de cuentas la mayoría de los villanos fueron enviados a la cárcel, una pequeña minoría había logrado escapar, pero tarde o temprano caerían en manos de la justicia, ya sea por que un héroe profesional los capturara o la policía los arrestara con la ayuda de un héroe profesional, obviamente.

-Ya verán, me las pagarás de una vez por todas maldito niño entrometido... -Murmuraba en voz baja una chica de tal vez diecisiete años de edad, cabello rubio, un poco alta, de tez clara y su mirada era como si fuera felina, además de que sus colmillos inferiores y superiores eran un poco grandes, haciéndola parecer un vampiro.

Aunque eso último era ridículo. Ya que si lo fuera, estuviera hecha polvo en este momento, por que estaba en plena luz del día, con una calor sofocante, con una temperatura de más de cuarenta grados. Iba caminando sigilosamente mientras seguía a su supuesta víctima.

-Solo un poco más y tendré tu sangre en mis manos... -Se relamió los labios, sacó una navaja de su bolsillo lista para matar, solo era cuestión de tiempo para que logrará su objetivo.

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Ahora nos centramos en cierto joven peliverde que se dirige a clases, este cursaba su último año en la más grande academia que existe y en dónde solo lo mejor de lo mejor puede tener el privilegio de asistir.

La academia Yūei. Una de las mejores que existen en todo Japón y tal vez en todo el mundo. Izuku iba caminando cabizbajo. Hace tiempo que su alegría se había vuelto algo apagada, casi pareciendo un ser vacío que esperaba ser llenado con algo o que solo esperaba su inminente fin.

Era como si hubiera muerto por dentro. Pero no, estaba vivo y eso le traía una enorme preocupación a las personas más cercanas a él. Incluso su amigo de la infancia se preocupaba por él.

-¡Deku! ¡Bastardo! ¡Deja de estar triste o juro que te mataré!

Fue lo que le dijo el rubio mientras lo tomaba del cuello de la camisa y lo levantaba del suelo, observándolo de forma asesina.

Bueno, Bakugo tenía su forma de tratar de animar a las personas. Una forma muy violenta de hacerlo.

-¿Así que, así se siente perder a alguien muy especial para ti? -Se preguntó el chico. Detuvo su paso y miró hacía el cielo.

Era un bello día y no podía desperdiciarlo estando triste y melancólico.

Se limpió sus ojos con las manga de su camisa y volteó a ver al frente con una sonrisa decidida.

Debía seguir adelante, ya había pasado mucho tiempo desde que él musculoso se fue y por eso debía seguir su vida. Su maestro no quisiera verlo en ese estado, ni tampoco su madre o amigos.

-Ya verás All Might, te prometo que seré el nuevo símbolo de la paz y aprenderé a usar el one for all al cien por ciento... -Dicho eso empezó a caminar. -No, debo superar el límite... ¡Plus ultr-¡Kyaaaaa!

No pudo terminar de decir esa frase motivación al fan famosa ya que una mano lo tomó del cuello y lo jaló con mucha brusquedad hasta el interior de un callejón, por el cuál iba pasando.

-¡Ahora si maldito! ¡Prepárate para ser asesinado de la peor manera!

Izuku tembló un poco al escuchar esa voz tan desquiciada, sintió cómo la hoja afilada de una cuchilla era presionada contra su cuello.

Abrió los ojos lentamente y se percató de quién era su atacante.

-¡Himiko Toga! -Gritó el nombre de la rubia.

-La misma, héroe -ella esbozo una enorme sonrisa desquiciada mientras mucho sudor aparecía en su frente acompañado de un enorme sonrojo en el rostro de la chica. -Es tu fin jeje...

Si hubiera sabido que lo que pasaría después me iba a dejar traumado de por vida, hubiese preferido que me matará en ese mismo instante.

Pero para mi desgracia, las cosas solo empeoraron poco a poco.

Mi Chico Favorito. Where stories live. Discover now