-XXIV- ¿Qué Demonios Está Pasando?

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Midoriya POV.

Desde aquel tiempo algo en mi sentía que el ambiente a mi alrededor cambiaba poco a poco. Pero estaba demasiado ocupado cómo para hacer algo al respecto, entrenando y entrenando para convertirme en el nuevo símbolo de la paz en Japón o cómo le decimos en mi país, el héroe número uno o saiko no hero.

Si tan solo hubiera hecho algo, mi vida ahora no sería tan diferente. Pero luego verán en lo que me convertí gracias a mi egoísmo y a mi falta de atención en mis amigos más cercanos.

Primero fueron esos días en los que todos mis compañeros actuaban raro.

Cómo Kaminari y Jirou con sus constantes peleas dónde el rubio resultaba a veces herido de gravedad. Mi amiga cercana no lo notaba pero ella creía que eso no le traería consecuencias.

Pobre ilusa.

Luego estaban Uraraka y Toga. A veces me molestaban mucho con sus tontas peleas pero era tan, pero tan cobarde cómo para ponerle un alto a todo, dejando que a veces casi se mataran por su rivalidad o peor, que casi me mataran a mi por su rivalidad.

Por otra parte se veía cómo Hagakure empezaba a ser más mandona con su novio, Ojiro. Pero dejé qué ellos arreglaran sus problemas solos.

Qué buen amigo era, ¿No?

Hubieron más personas afectadas pero recordar más de la cuenta me duele mucho y no tengo ganas de explicarles que pasó, eso lo sabrán a su debido tiempo.

Han pasado cómo diez años o más desde que todo empezó a ser tan distinto y aún así solo puedo ahogarme en el sexo y en dormir mucho, intentando olvidar todo lo que pasó desde entonces. Mi vida poco a poco se fue convirtiendo en una mierda y a la vez no.

Una parte de mi quería huir de todo pero a la vez no...

Ya ni sé que es lo que quiero en realidad.

—Uuuhhhh... —Suspiré. Miré las cadenas que sujetaban mis muñecas. Estaban muy apretadas y era imposible quitármelas sin inspiración alguna.

Observe mi cuerpo. Nuevamente estaba en ropa interior.

Unos nuevos boxers de color verde muy pero muy ajustados. Estos dejaban muy marcado mi muy bien trabajado trasero y dejaban ver mi miembro erectil por debajo de estos. A lo largo de los años mis músculos se volvieron enormes gracias a todo ese ejercicio que aprendí a hacer gracias a mi difunto maestro, All Might.

Las cicatrices que tengo en mis brazos, piernas, pecho y espalda eran muy grandes. Pero no las cambiaría por nada, eran cómo trofeos por mis grandes victorias contra villanos muy poderosos. Sobre todo por esa batalla final contra la Shigaraki y la liga de villanos. Pero no lo hubiera hecho sin la ayuda de All Might y la de mis amigos.

—Qué bellos recuerdos... —Murmuré. Cerré mis ojos y dejé que esos buenos tiempos me dieran una relajación y una calma interior momentánea antes de que esa loca regresará.

Abrí mis ojos minutos después.

Observe a todas partes. Estaba en una habitación pequeña con cerámica blanca muy limpia, colocada en todos lados hasta en las paredes y el techo. Era como una caja decorada con cerámica por todo su interior. Sin ventanas y solo con una puerta hecha de lo que parecía ser acero inoxidable.

Intenté levantarme pero las cadenas no me lo permitían. Solté un nuevo suspiró. Obviamente esto fue trabajo de ella.

Estaba loca.

¿Por qué nunca lo noté?

Si lo hubiera sabido desde antes de dejarla entrar en mi vida pues hubiera puesto más empeño en ayudarla pero ahora...

Mi Chico Favorito. Where stories live. Discover now