-XXVII- Trabajo En Parejas 2: Parte 1.

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Siento que algo en mi esta mal... Y me encanta y a la vez lo odio.

No fui entrenado para ser así... Debo ser mejor.

               Equipo MinaDeku

Deku se encontraba sentado en su cama viendo con enojo el suelo. Ya había llegado de la escuela hace horas y traía puesto una camiseta blanca y unos shorts verdes. Desde qué Mei le inyecto aquello que no sabía qué era exactamente.

Pues sentía algo creciendo en su interior y sentía qué cada día esto se podría poner peor. Solo esperaba qué lo pueda resolver cuanto antes o podría hacerle daño a alguien y temía qué fuera uno irreparable.

—¿Cuándo pensara llegar esa estúpida? —Preguntó con enojo viendo el reloj de la pared. Obviamente se refería a Mina.

Eran las diez de la noche y ella no había llegado aún para hacer la tarea que el maestro les dejó.

*Ding* *Dong*

Sonó el timbre. Se levantó para ir a abrir la puerta ya que su madre no estaba. Andaba de visita con unos familiares lejanos y no volvería hasta dentro de un par de semanas.

Por lo que él era el hombre de la casa y de cierto modo ya lo era al ser el único varón viviendo allí.

Además Toga se había ido a la casa de Iida-Kun hace ratos y aunque estuviera en casa ella no abría puertas o hacía algo.

Abrió la puerta y una muy malhumorada Mina Ashido lo recibió con una expresión de odio puro. Aunque algo raro pasaba, los ojos de esta se veían un pocos enrojecidos y unas cuantas lágrimas se asomaban por estos.

Era cómo su hubiera estado llorando.

—Ya era tiempo de que llegaras —dijo Midoriya con enojo.

Esta no respondió solo entró sin una invitación haciendo a un lado al idiota que tenía enfrente.

—¡Muévete estorbo! —Gritó está después de entrar a la casa y caminar hasta dónde era la habitación de la madre de Midoriya.

Eso alarmó al chico y mucho.

—¡Oye esa no es mi habitación, es de mi madre! —Dijo Midoriya con enojo.

—¡Me vale! —Gritó este mientras se metía a la habitación.

*Slam*

Y azotaba la puerta con fuerza. Midoriya cerró la puerta de la entrada y olvidó ponerle seguro ya que fue rápidamente a sacar a la chica esa de esa habitación.

—Mina... Oye —la llamó.

Esta por alguna razón aún tenía puesto el uniforme de la academia y traía su bolso con sus útiles escolares consigo. Estaba echada en la cama de su madre boca abajo mientras su cuerpo daba ligeras convulsiones por momentos.

Él se acercó a ella y le tocó el hombro.

—Déjame sola Mirodilla... —Dijo sin voltear a verlo.

—¿¡Mirodilla!? —Exclamó con asombro al escuchar qué ella dijo mal su nombre.

—Si... —Murmuró. Se levantó de la cama y lo observó con enojo. Tenía la sombra de sus ojos un tanto corrida. Obviamente estuvo llorando mucho. —Mitortilla, Micostilla, Miputilla, ¡Mi perra estúpida! —Repitió muchos nombres cómo burlándose de él y al final lo insulto de forma fea.

Él abrió los ojos y la boca por el asombro. No podía creer el actuar de esa chica y pensar que era muy dulce. Esta se sintió un poco mal por cómo le habló a su compañero de clase.

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