Mi Chico Favorito.

-VIII-

El ambiente dentro de la clase 3-A era demasiado pesado y peligroso. Uraraka y Toga no dejaban de verse de reojo. Parecía que una nueva lucha entre ellas una estaba próxima a iniciarse. Las auras que rodeaban el cuerpo de ambas chicas parecían ser demasiado peligrosas.

—¿Creen que fue buena idea dejarlas sentarse tan cerca? —Susurró Kirishima a Bakugō.

—Cállate —el rubio simplemente desvío la mirada con expresión indiferente. Parecía importarle muy poco lo que esas dos chicas hicieran.

Mientras que la castaña tenía los ojos en blanco con un aura rojiza alrededor de su cuerpo, Toga tenía los ojos muy abiertos, con una sonrisa un tanto desquiciada y un aura negra rodeando todo su cuerpo.

Ambas se miraban la una a la otra de reojo. Cómo ya lo habíamos dicho. Pero...

¿Cómo rayos terminaron estas dos enemigas sentadas una al lado de la otra?

Pues...

Un par de horas antes.

—¿¡Qué hace esa delincuente aquí!? —Exigió saber Uraraka a sus compañeros.

No espero respuesta por parte de sus amigos y tampoco le importaron las consecuencias y salió de su salón de clase. Caminó lo más rápido que pudo hacía la oficina del director Nezu.

—¡Uraraka-San! —La llamaba Deku para intentar detenerla.

Pero ella no le hizo caso. Simplemente siguió su camino.

—¡Oigaaaaaaan! ¡Esta prohibido que los estudiantes salgan en horas de clases! —Lida-Kun corrió a toda velocidad hacía ellos.

Cómo delegado por tercer año consecutivo debía mantener el orden entre sus compañeros, aunque eso signifique que él mismo deba romper las reglas para evitarlo.

Al final llegaron a la oficina del director y la chica entró sin tocar.

—Pueden pasar —les dijo el animal de blanco pelaje. El director estaba sentado en su silla con las manos sobre su escritorio. Relajado y alegre cómo siempre.

—¡Lo siento mucho por el atrevimiento señor director! —Lida se disculpó rápidamente haciendo una reverencia.

—¡Director! ¿¡Por que hay una villana en nuestro salón!? —Pero Uraraka levantó la voz frente al director, interrumpiendo al joven de lentes.

Este no se inmutó en los más mínimo. Se levantó de su asiento y camino hacia a un lado de su escritorio. Puso sus manos atrás de su espalda y se dirigió a los chicos.

—Es una nueva norma que al joven Izuku se le ocurrió, en dónde a todos aquellos jóvenes que han tomado decisiones incorrectas en sus vidas se les da una segunda oportunidad para enmendar sus errores del pasado —dijo el director levantando sus manos al aire.

Uraraka volteó a ver a su amigo. Era muy obvio para ella que él tuvo algo que ver en eso. Pero, ¿Cómo acepto la escuela?

—¿P-Pero cómo aceptaron algo así? —Preguntó aún más confundida. Ignorando ya por completo a su amigo Deku y a su linda cara de tonto arrepentido. —"No ahora por favor". —Se sonrojo un poco pero aún así estaba deseosa de saber que pasaba.

—Es muy fácil —los tres alumnos voltearon a ver a la puerta. Era Aizawa sensei y no parecía muy a gusto de que sus alumnos no estuvieran en el salón en el momento en que llegó a impartir sus clases. —Toga es su compañera y punto. Así que aceptenlo y ya no se diga más. —Habló duramente.

— P-pero... —Uraraka retrocedió un paso con clara expresión dolida. —Ella intento matarme cómo en seis ocasiones... —Bajó la mirada. Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.