-XXVII- Trabajo En Parejas 2: Parte 5 - Final.

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Equipo YaoMineta

—Ufff... Ufff... Y recontra ufff... —Murmuró un adolorido Mineta. Se encontraba desorientado y no sabía dónde se encontraba exactamente. —¿H-hola? —Habló por lo bajo para ver si había alguien cerca. Se veía muy oscuro. —¿Umm? —Se dio cuenta de que estaba en ropa interior y lo peor es que estaba encadenado de brazos y piernas contra la pared.

Pegado de espaldas contra una fría superficie de metal.

—¡Ayuda! —Gritó a los pocos segundos. Estaba aterrado por temor a estar secuestrado, por temor a no volver a ver a sus padres, amigos y sobretodo. Aterrado por no volver a ver el erótico cuerpo de su amada Yaoyorozu Momo.

Eso sin duda lo atemorizaba muchísimo.

—Nadie vendrá a rescatarte... Escoria.

Escuchó una voz proveniente de la oscuridad. Giró su cabeza y una silueta oscura entre las sombras le llamó la atención. Eso le dio mucho miedo. Vio que esa persona parecía estar sentada con las piernas cruzadas. Podía sentir su mirada desnudándolo por completo.

Mucho más de lo que ya estaba.

—¿Quién eres? —Se atrevió a preguntar.

Un gruñido de molestia se escucho por parte de la misteriosa persona. De repente el cuarto se iluminó. Mineta cerró sus ojos por la intensidad de la luz. Observó a todas partes y se dio cuenta de que estaba en lo que parecía ser una especie de calabozo medieval.

—¿Te gusta? Yo lo cree —dijo la persona misteriosa.

Mineta volteó a ver. Abrió la boca lo más que pudo al ver a Yaoyorozu sentada en una mesa a unos metros de él. Esta comía lo que parecía ser... Los chocolates qué le trajo.

—¡Mamasita! —Gritó de repente casi sangrando por la nariz.

Vio que ella usaba ropa negras. Como unas botas de cuero como las de Midnight, un short muy pequeño de cuero y una camiseta sin mangas, la cuál era tan pequeña que dejaba ver su ombligo al descubierto y gran parte de su abdomen.

Una vista formidable para el pervertido chico.

—Ewww... Qué desagradable... —Dijo ella mientras terminaba de comer los chocolates. Estaba muy estresada y los dulces sabrosos la hacían relajarse. Aunque el bicho raro que tenía enfrente la ponía muy nerviosa además de que le daba unas terribles náuseas.

Pero por su futuro y su bienestar, debía darle una buena lección. Tal y cómo se lo sugirió una chica que hasta hace poco era una villana muy mala.

Se puso de pie y camino de forma seductora hasta donde estaba su víctima. Lo miró de forma desagradable y dijo...

—Al parecer tenemos un bebé muy malo... —Dijo mientras sacaba una especie de látigo muy pequeño.

—¿Qué? —Mineta no podía creer lo que acababa de escuchar de alguien tan buena y gentil. Fue entonces que se dio cuenta de que usaba un pañal. —¿¡Pero que...

*Slash*

—¡Agh! —No pudo decir nada ya que ella le dio un latigazo en la pierna.

Al instante ella se asusto por qué al verlo quejarse del dolor se preocupó por si le había hecho daño. Aún estaba a tiempo de detenerse. No quería hacerle daño, solo dejarle en claro que no estaba interesada en él.

—Agh... Agh... Mamasita preciosa... —Dijo este con una sonrisa lasciva. —No conocía ese lado tuyo... Jejeje...

Yaoyorozu frunció el ceño.

Mi Chico Favorito. Where stories live. Discover now