-XXI- Aún No Estoy Vencida.

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Unos ojos amarillos con esclerótica completamente negra eran abiertos de repente. Dando así por finalizado un largo y muy pesado sueño.

Estos se veían muy cansados. Era cómo si la persona que era la dueña de estos, no hubiera podido dormir bien durante toda la noche. Cómo si algo la hubiera estado atormentando.

Seguramente...

Un problema amoroso.

Esta se sentó en la cama y observó los alrededores de su habitación. Por alguna razón todo se veía descolorido. Casi sin vida, muy pero muy triste. Era cómo si la estancia imitara el estado de ánimo de la dueña de esta. Cómo si sintiera su pesar y lo copiara a la perfección.

O solo era que la chica no había encendido las luces.

Quién sabe.

—Ufff... —Suspiró Mina.

La chica se veía terrible. Después de lo de ayer ya no tenía ganas de nada. Ni siquiera hizo la tarea de inglés que Present Mic les dejó. Estaba herida. Pero no era una herida común y corriente. Era una herida amorosa. Una que tarda muchísimo en recuperarse.

Pero esta por alguna razón era de las peores heridas que jamás se hayan visto. Se trataba de una muy profunda y muy dolorosa. De esas que son capaces de cambiar a una persona.

Para bien o para mal.

Y todo por andarse haciendo ilusiones de que al final obtendría lo que quería.

La chica cubrió su rostro con sus manos. Al poco tiempo sus hombros empezaron a convulsionar mientras sollozaba en silencio.

—¿P-por que Kiri? ¿Por qué? —Dijo con la voz rota. Se recostó en su cama y allí abrazo su almohada contra su pecho.

Estaba hecha un desastre y el débil llanto solo la hacía lucir peor. No podía evitarlo, no quería. Pero los recuerdos de ayer en la tarde estaban frescos y los recordaba cómo si hubieran sido hace tan solo unos instantes.

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—¿P-p-p-pe-pe-pe-pe-pe-pe-pe-pe-pe-pe-pe-pe... —Ashido no podía pronunciar muy bien las palabras.

Estaba más que atónita, estaba impactada, sorprendida y sobre todo sin palabras y todo por lo que le acababa de decir su amigo de la infancia.

—Aaah... —Suspiró Kirishima.

A él le dolía en el alma hacerle eso a su amiga. Pero su corazón y todo su ser le pertenecían a alguien más.

—Mina, yo...

Comenzó Kirishima.

—¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡NO ES JUSTO!

Pero no pudo continuar ya que ella empezó a hacer una especie de berrinche en dónde pisaba con fuerza el suelo con uno de sus pies.

—¡Ashido cálmate! —Exclamó él.

La tomó de los hombros y la obligó a verlo a los ojos. Ella se veía muy triste, inquieta y sobretodo furiosa.

Y aunque le dolía verla así, su decisión ya estaba tomada.

—¿Quién es? —Habló ella de repente. Su semblante era serio.

El pelirrojo arqueo una ceja. No entendía bien la pregunta de la chica. Pero poco a poco fue comprendiendo.

Y eso lo atemorizó y mucho. Quién sabe porque.

—Este yo... Jeje

No sabía que decir. Su nerviosismo era tanto qué soltó a su amiga y se separó un poco de ella.

Mi Chico Favorito. Where stories live. Discover now