Capítulo 8

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Hacía algún tiempo que no sabía de él, no me buscó ni yo pero lo cierto es que quería verlo

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Hacía algún tiempo que no sabía de él, no me buscó ni yo pero lo cierto es que quería verlo. Algo me incitaba a saber sobre su vida, sin embargo no había nada sobre él y todos parecían ignorar su pasado. Si Wendell sabía algo lo cierto es que no lo diría.

    Llevaba unos días pensando en si sería difícil tener una relación, y es que una parte de mí me decía que no era malo arriesgarme a hacerlo pero la parte más oscura y melancólica de mí me decía que lo traicionaba y hacía mal en tener interés real en otro pero también había una parte que no podía evitar sentirse deseada con cada mirada y con cada sonrisa suya. La sensación sin duda era bonita. Jamás nadie me había mirado así, ni siquiera él, pero Petrov parecía ser en toda la extensión de la palabra un hombre diferente.

    Salí de la puerta de aquel hombre frustrada porque tras medir si podía ser útil en mi propósito me di cuenta de que contarle solo haría que todo me saliera mal. Ese hombre no era de fiar.

     Me recargué sobre la pared de uno de los pasillos y entonces le vi.

    Hablaba con una mujer y le sonreía de la misma manera que me había sonreído y con la misma coquetería en la mirada.

    La mujer parecía encantada de ser el blanco de sus atenciones y sonreía coqueteando descaradamente.

    Él me daba la espalda pero algo lo impulsó a voltear y verme.

    Se quedó un silencio unos segundos en los que solo me miró pero después se giró para seguir con lo que estaba haciendo antes.

    La rabia me impactó tan fuerte que me quedé parada esperando que volteara de nuevo pero no lo hizo, al contrario tomó a la mujer y la alejó aún más si es que eso era posible.

    Lo que sea que me haya poseído seguramente haría que después me arrepintiera pero sin poder evitarlo dije su nombre mientras caminaba para irse con ella.

    Se detuvo al igual que la mujer que se giró de inmediato y me lanzó una mirada de fastidio que me revolvió el estómago y me hizo sentir estúpida.

   Seguí con la mirada la mano de él que estaba sobre la espalda baja de la tonta esa e hice un gesto de desagrado que no pasó desapercibido.

     Miré a la mujer en la que antes no había reparado en su aspecto y solo hasta entonces me di cuenta de que era Loraine Jagger la hija de uno de los amigos más cercanos de mi madre. La rubia insoportable solía ser una víbora propia del círculo.

—Keira Cooper —dijo la chica—. ¿Estás en busca de un nuevo proveedor? Creo que las oficinas de burócratas suelen ser tus favoritas últimamente.

     Escucharla llamarme puta en voz alta por primera vez me hizo sentir vergüenza; vergüenza de que él escuchara la forma en que me veía todo mundo.

—Sentimos no poder atenderte —continuó con una sonrisa para nada apenada—, pero mi querido Fredek y yo nos disponíamos a ir a comer.

    Iba a decir algo para defenderme pero su voz hizo que guardara silencio.

Amor de habitación (Serie Amores 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora