Capítulo 18

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—¿Qué sucede? —dijo mi hermana—

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—¿Qué sucede? —dijo mi hermana—. ¿Ha pasado algo?

    Le hice señas para que se levantara y viera lo que estaba viendo.

    Eran correos ida y vuelta entre ambos hombres donde Richard enviaba fotos de la familia del asqueroso que me había golpeado y después en un correo de respuesta de Fredek uno de los chicos aparecía golpeado hasta la saciedad sosteniendo un papel que llevaba el apellido Petrov. Lo había golpeado dejando claro quién lo hacía. Y lo había hecho por mí para dejarle claro que me protegía.

    La revelación me dejó estupefacta dado que jamás imaginé encontrarme a un hombre capaz de hacer eso por mí.

—Vamos —dijo Blair tomando mi brazo—. Sé que no es lo correcto pero me dirás qué no se siente bien que alguien te defienda.

   Escuché sus palabras y aunque en el fondo me dijera que no, la verdad es que no podía evitar sentir regocijo de imaginar que él haría cualquier cosa por protegerme.

    Fredek era un hombre de muy pocas palabras y no importaba cuan disgustado estuviera, era leal y excelente compañero pero desgraciadamente yo jamás podría devolverle nada de lo que hacía por mí.

    No dije nada pensando en que tal vez yo estaba siendo una mala persona con él pero desafortunadamente habían sido tantos años de formarme de esta manera que cada día me era más difícil e imposible sentir una emoción diferente al rencor.

    El ruido y gritos nos sacaron a ambas de lo que hacíamos por lo que salimos a prisa había el vestíbulo donde un Richard con la camisa ensangrentada entraba dando gritos seguido de Fredek en un mismo estado y los jefes de seguridad.

    Petrov se dejó caer sobre el sofá y solo entonces fui consciente de que agarraba su brazo y fruncía el rostro de dolor. Estaba herido.

—He llamado al doctor —dijo Richard mirándolo—. No te portes como señorita ahora.

    Dos custodios tomaron a Fredek que parecía a punto de desmayarse y emprendieron la caminata hacia la planta de arriba para llevarlo a una habitación.

    Solo entonces me di cuenta de que sí podía tener emociones diferentes por alguien más. El miedo aprisionó mi corazón de imaginar que pudiera pasarle algo por lo que corrí guiando a los hombres a una habitación cómoda.

    Lo dejaron sobre la cama preguntando si necesitaba algo.

    Sus ojos se cerraban a causa del cansancio o lo que sea que se lo provocaba pero aun así asintió.

    Uno de los hombres se acercó de inmediato para asistirlo.

—Quiero estar solo —dijo de forma pausada—. Cuando llegue el doctor que suba pero por ahora dejenme solo.

    El custodio me miró y yo negué inmediatamente.

   Se acercó para tomarme del brazo y sacarme pero lo recibí con una bofetada.

Amor de habitación (Serie Amores 2)Where stories live. Discover now