Keira Cooper solo ha conocido el amor una vez y le fue arrebatado por la persona que debió protegerla; con los años no solo ha madurado su personalidad sino también ha crecido su rencor y su odio hacia ella por lo que se esforzará por encontrar un h...
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Ignoré todos y cada uno de sus mensajes pero los leía y no solo porque quería que viera que era ignorado sino porque al final quería leerlos.
Me pasé el día y tarde entera en casa dispuesta a no salir, dormitar y sobre todo regocijarme de la miseria de vida que llevaba pero para cuando la noche llegó me vi dispuesta a ir al mismo antro de siempre donde tal vez lo vería o tal vez no pero no podía negar que quería hacerlo, de una forma u otra no podía mantenerme alejada de él.
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Mi llegada al bar fue como cualquier otra donde era vista por muchos para ver quién terminaba la noche conmigo, al final siempre me iba sola pero por supuesto me divertía viéndolos hacer todo por acaparar mi atención.
Me senté frente a la barra y pedí lo mismo de siempre. Disfrutaba ver a la gente ir y venir, bailar y creerse los dueños del mundo ahí donde nada parecía tener importancia, nada mas que el alcohol y la diversión.
Recorrí con la vista el lugar tratando de encontrarlo pero no lo vi, tal vez fuera que tal como me habían dicho no llegara tan seguido.
—¿Dónde queda el otro bar de tu jefe? —pregunté presa de la curiosidad—. Me gustaría ir un día de estos.
—Te gustaría verlo —contestó riendo—. Termina de admitirlo y creo que a él también le gustará verte.
—Buenas noches —dijeron desde mi costado—. La he observado la noche y parece un poco sola.
Rodé los ojos ante lo que acababa de escuchar pero me vi sonriendo con cinismo.
—Tal vez sea porque quiero estar sola —respondí y me giré de nuevo para beber sin hacer caso.
—Yo creo que nunca es bueno beber solo, es contraproducente, además soy una compañía divertida —dijo en tono sugerente—. Estoy seguro que no vas a arrepentirte.
El tono que uso aunado a su asqueroso olor hostigante solo me causó asco y repulsión. Sin embargo seguí sonriendo sin darle la menor importancia.
—Podemos ir cerca —dijo acercándose a mí—. Tengo un departamento a unos kilómetros de acá.
—No —dije fuerte y tajante—. No quiero ir a ningún lado y menos contigo. He dicho que vine a beber y que quiero estar sola.
