Capítulo 16

17.1K 1.7K 97
                                    

—No es bueno que sigas llorando por él —dijo acariciando mi espalda—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No es bueno que sigas llorando por él —dijo acariciando mi espalda—. Déjalo ir para que puedas empezar de nuevo.

—¿Empezar de nuevo? —pregunté con sarcasmo—. Empezar qué si nunca pude despedirme de él, no se me dio la oportunidad de decirle que no amaba por última vez, no supo que tendríamos un bebé, ¿cómo empiezas de nuevo si no terminaste algo? ¿Empezar qué, Fredek? ¿Con quién?

    Hubo otro silencio que se estableció como barrera en medio de nosotros por unos minutos.

—Es hora de que dejes que se vaya. Si lo quisiste tanto como imagino entonces no lo ates a tu sufrimiento, deja que se vaya. —Hubo un pausa—. En cuanto a empezar qué, pues empieza a vivir, con quién, eso queda a consideración tuya pero sabes que estoy para ti.

—Estás para mí en el sexo —dije con una mueca—. Gracias.

    Me abrazó fuerte y dejó un beso en mi cabeza antes de hablar.

—Estoy para ti siempre, no importa qué —dijo seguro de sus palabras—. Eres justo ahora la mujer más importante de mi vida y voy a estar contigo siempre que lo necesites.

    Me tomó del rostro y dejó un corto beso sobre mis labios.

—Debes saber, seguramente ya lo sabes. Me tienes atrapado. —Un suspiro salió de mí—. Aunque me gustan tenerte desnuda para mí y mucho, aunque disfruto el sexo lo indecible y aunque me gusta cuando me luchas y me combates lo cierto es que cuando me acaricias y pareces una chica que disfruta mi compañía me matas. No voy a negar que me gusta estar contigo en la cama, ¡joder que sí, me encanta! Pero disfruto mucho más la manera en que me miras y los momentos en los que estamos abrazados sin decir nada, solo disfrutando el estar juntos. Deja que sea parte de ti, de tu historia.

—¿Estás pidiéndome una relación? —dije divertida—. Creí que el gran Fredek no tenía relaciones sentimentales.

    Negó y sonrió.

—De cierta manera tenemos una relación —aseguró con los ojos brillando—. En realidad la tenemos, pero quiero que me dejes conocerte, que dejes ver a la Keira real.

—¿Me dejarás conocer al Fredek real?

—Puedes conocer lo que quieras de mí.

    Mis latidos se aceleraron porque a pesar de todo sabía que lo que había entre nosotros era más que una simple atracción y aunque al principio me negara, era indudable que lo deseaba. Deseaba conocerlo y empezar con él.

    Me abracé a su cuerpo y deje que me acariciara mientras ambos contábamos aquello que nos gustaba y disgustaba. Fue así como supe que odiaba la miel y todo lo que lleve una sola probadita de ello. Le conté lo que me molestaba y las cosas que disfrutaba pero también le dije mis miedos, los más profundos.

    Pasamos el fin de semana en medio de besos y risas que jamás creí que podría volver a tener. Era la primera vez en diez años que no fingía estar feliz sino que de verdad lo estaba. Fredek era sin duda un hombre de matices que a pesar de tener unos cuantos años más que yo tenía un espíritu de adolescente. Le gustaban los deportes rudos, el baile, comer y divertirse como cualquier otra persona. Era indudablemente un hombre común y corriente que solo dejaba ver esa parte de sí a unos cuantos.

Amor de habitación (Serie Amores 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora