Keira Cooper solo ha conocido el amor una vez y le fue arrebatado por la persona que debió protegerla; con los años no solo ha madurado su personalidad sino también ha crecido su rencor y su odio hacia ella por lo que se esforzará por encontrar un h...
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FREDEK.
—Lo lamento preciosa —dije antes de sentirme culpable—. No quise sonar duro es solo que tengo tantos problemas.
—Lo sé —respondió limpiándose las lágrimas—. Tienes todo el derecho a reprenderme cuando eres como el hermano que no tuve.
—¿Qué piensas hacer? —dije mirándola—. Además también está Sebastian y no me digas que no has notado lo mucho que te mira.
—Sí, pero a mí no me cae bien. —apostilló—. Hay algo que no me gusta de él y me incomoda que no deje de verme.
—Tal vez le gustas —dije entre risas—. Serías la primera mujer en la que lo vería interesarse.
—Pierde su tiempo —respondió tajante—. Además si antes tu leona no me asesinó ahora sí lo hará si le toco al hermano.
La sonrisa se borró de mis labios.
—No es mi leona —dije serio.
—Lo siento.
Sonreí antes de abrazarla.
—La mujer de tu vida debe andar por ahí —continuó dejando un beso en mi mejilla—. Y si es la arpía esa pues bueno que se le hace.
Sonreí ante sus ocurrencias.
—Reconoce que la provocabas —dije tratando de sonar divertido.
—Ella empezaba. —Se encogió de hombros—. Da igual al menos has sonreído. ¿La hermana de Richard te gusta?
—Siempre ha habido atracción —respondí pensando en lo que tuvimos—. La quise mucho y sin duda me dolió que terminara pero...
—Nada con lo que sientes ahora —concedió con un gesto—. Keira sigue aquí.
Colocó su mano en mi corazón mientras yo asentía.
—Va a pasar —dije con una mueca—. Tiene que pasar. ¿Sabes? —Hice una pausa tratando de controlarme—. Si me hubiera engañado con él solamente, tal vez hubiera vuelto a su lado después de todo. —La vi negar—, pero no puedo perdonar que haya tomado la decisión de matar a mi hijo cuando yo tengo tanto derecho como ella.
—Te entiendo —dijo apretando mi mano—, pero odiarla no te hará mejor persona. Tal vez solo haga falta que le demuestres que ha dejado ir al mejor de todos. Quiero a Richard, pero sin duda el mejor eres tú.
La miré antes de suspirar.
—No debería decir eso —confesó—, pero deberías hablar con ella, saca todas tus frustraciones porque tal como lo veo yo, solo estás amargándote y consumiéndote.
—A estas alturas ya no quiero pelear más con ella —dije con decisión—. No me importan sus razones ni quiero saberlas. Solo quiero que retenga a mi hijo.
