Capítulo 25

5.1K 638 33
                                    

En el club de caballeros White's se podía encontrar un libro con las apuestas mas disparatadas, Stephen siempre disfrutó siendo parte de ellas. Apostar por la posible boda de alguien, la proxima ruina de algun caballero en las mesas de juego, quién sería encontrado con su amante, el próximo ganador en las carreras de caballos, quién tropezaría durante un baile o quién acabaría más rápido un puro. Ver su nombre en él dados los últimos acontecimientos no le disgustaría si no fuera porque estaba unido al sobrenombre " casi perfecta" otorgado a Rose . Cantidades enormes de dinero se apostaban a favor y en contra de la boda. Si Robert se aparecía por el club iba a enfurecerse. A nadie le gustaría enterarse que su hermana estaba en un libro de apuestas. Se volvió para buscar a los que habían iniciado la apuesta pero no los encontró.
Se dirigió a una zona no muy concurrida donde se dispuso a esperar a James. Al verlo entrar se pudo dar cuenta una vez mas lo feliz que era, no muchos hombres lucían una sonrisa franca y en su mirada se notaba una serenidad que no tenía antes. Se saludaron con un abrazo para luego pedir les trajeran unos tragos.

- La última vez que estuvimos aquí planeábamos tu despedida del país. Fue una borrachera de la que me acordaré para siempre. No me levanté de mi cama hasta el día siguiente y aún me sentía mal - dijo James.

-Y yo aún así tuve que subir al barco -
Stephen recordaba muy bien ese viaje se pasó la mayor parte del día vomitando hasta que no tuvo nada en el estómago - pero fue una buena despedida.

Entre risas continuaron recordando viejos tiempos hasta que llegó el momento de preguntar por Lady Enma.

- Yo aún no entiendo cómo es que un año lograste enamorar a Lady Enma si ella nos odiaba a tal extremo que logró nos prohibieran entrada a muchas casas y eso que a Robert y a tí apenas les conocía.

Stephen pudo ver lo incómodo que se puso James pero él en serio estaba intrigado con esa historia.

- Bueno, no es que nos odiara tanto y tampoco es que la enamoré en un año. A decir verdad Stephen, Enma y yo nos conocíamos desde que ella tenía dieciocho.

-¿Cómo?

-Bueno es una historia muy larga.

-Tengo todo el tiempo del mundo para oirla. Comienza.

Stephen no recordaba ningún momento en el que James y Lady Enma hubieran dado señales de conocerse. Apenas y se saludaban. Stephen le había contado a James de los planes de su madre para casarlo con Enma y él no había dicho nada.

- Ya sabes que mi padre y yo nunca tuvimos una buena relación. Yo lo aborrecía. Así que cuando cumplí veintitres y me comunicó que había acordado mi matrimonio con una dama de excelente familia yo le dije que de ninguna manera lo haría. Discutimos, terminamos como siempre negociando mi asignacion de dinero a cambio de mi obediecia. Yo debía conocer a la chica en su baile de presentación y bailar con ella la segunda pieza después de lo cual decidiría. Estaba seguro me encontraría con una muchachita que batiera las pestañas, tonta, pálida y flacucha como la mayoría de las debutantes, pero no fue así.

Cuando James dio un sorbo a su bebida Stephen no podía dejar de pensar en la terrible relación de James y su padre. El anterior conde había utilizado la violencia como método de instrucción y de castigo. James había estado felíz de quedarse interno en el colegio y las temporadas de vacaciones lo ponían triste y nervioso.

- Por supuesto llegué con retraso al baile no quería darle ninguna satisfacción a mi padre. Cuando la vi por primera vez no podía creer mi mala suerte. Enma siempre fue hermosa, se le podía notar lo feliz que era, tan solo con mirarla sabía que podía hacerme feliz, pero yo estaba decidido, no me casaría con quien mi padre hubiera elegido para mi. Bailamos y tenerla entre mis brazos y saber que podía ser mía si yo quisiera me consumía. Logré llevarla a un lugar apartado y como el canalla que era la besé con toda la pasión que tenía para luego decirle que por muy bonita que fuera no me iba a casar con ella y mucho menos si había sido elegida por mi padre un hombre al que yo odiaba. Ella lo defendió porque lo conocía desde pequeña, mi padre había sido su tutor desde la muerte de sus padres a los 6 años y para ella era el mejor de los hombres.
Esa fue la primera de nuestras peleas, no hubo anuncio de compromiso pero mi padre siguió insistiendo y poco a poco durante las reuniones familiares a las que me veía obligado a ir terminé perdidamente enamorado de ella. Yo no les dije nada a ustedes creo que porque en el fondo sabía que estaba equivocado. Robert me llamó idiota cuando le conté esta misma historia así que adelante es tu turno.

Stephen pidió dejaran la botella completa para beber a gusto, James volvió a servirse y con la mirada lo retaba a decir algo.

- James eres un idiota. Si yo tuviera la oportunidad que tu tuviste la tomaría sin dudarlo. Pero todo eso es historia pasada, puedo deducir entonces que lo de negarnos las invitaciones a las fiestas mas renombradas fueron a causa tuya y lo de intentar casarce conmigo era para celarte a ti. Aunque no me imagino a mi madre ayudando en algo como eso.

- Tu madre sí quería casarla contigo pero Enma siepre me ha amado a mí, no iba casarce contigo por nada del mundo. Ella sabía de nuestras salidas, de nuestras borracheras y creía que tú eras el que las incitaba. Aún lo cree.

- Así que de todas maneras me odia y cuando me fui mi mala influencia desapareció y te convertiste en un hombre nuevo.

Ser el malo a ojos de Enma no ayudaría a su causa con Rose pues ellas eran muy amigas. James tendría que solucionarlo.

- Hubieron otros sucesos que me llevaron a cambiar mi decisión respecto a Enma. Pero esa es otra historia muy larga y esa no se la conté a Robert así que si nos reuimos pronto se las cuento a los dos. No voy a pasar por esta vergüenza dos veces otra vez.

- Bien, pero tienes que hablar a mi favor con tu esposa, las ideas para ir de juerga eran mías pero tú me seguías sin ninguna queja.

Se habían bebido la mitad de la botella cuando apareció Robert con el rostro desencajado y se acercó a su mesa.

- Necesito un trago - dijo.

Se tomó la copa en un solo sorbo y se pasó las manos por la cara y el cabello despeinándose. Stephen no había visto a su amigo desde aquel día cuando jugando cartas perdió toda la asignación que le había enviado su padre apenas el día anterior. Era unos jovenzuelos en ese entonces así que por mucho que quisieran no se le podía ayudar del todo y Robert tendría que ir y contarle a su padre.

-Acabo de conocer a mi medio hermano.

Las palabras de Robert retumbaron entre ellos enmudeciéndoles por unos minutos.

- Y una medio hermana que nos odia y está dispuesta a arruinar la reputación de Rose.

Con eso Stephen se puso de pie y junto a James sacaron a Robert del club donde muchos podían escucharlos con direccion a su casa.

Casi perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora