Capítulo II: El odioso hermano menor.

7K 307 22
                                    

Lloré, por unos minutos antes de quedarme dormida en mi cama. No fue tan difícil porque la música bajó un poco su tono, y pude dormir bien, lo que me faltó gracias al vuelo, y los camiones que tomé para llegar al aeropuerto. Mis mejillas se sonrojan cuando recuerdo que fui a la fiesta de Dante hecha una porquería. Ahora sé por qué el chico ebrio se burló de mí en la entrada. Cuando entré a mi hogar, en la entrada hay un espejo, donde aprecié el chongo que me hice, parecía más un nido de pájaros, y con mis ojeras, la cara malhumorada y mi pijama rota, sí parecía una loca desquiciada vagabunda.

A pesar de que estoy encabronada con Dante, siento tanta vergüenza tener que verlo de nuevo. Sólo recordar que estuve a punto de llorar, y matar a alguien porque no podía dormir. Le grité a un rubio guapo, del que apenas me acuerdo. Aún acostada en mi cama, boca arriba y con el aire acondicionado prendido, me acaricio la sien con mis dos manos.

Dante es caliente. Pude apreciar que tiene bíceps; ¡o sea, bíceps! ¡Eso no los tenía el año pasado, de eso estoy muy segura! ¡Sus ojos se volvieron más oscuros e intensos! ¡¿Cómo alguien que te habla de una manera tan cruel puede hacer que te derritas por lo guapo que está?! Además, ¿cuándo regresó? Viendo el Instagram de Gina, mi mejor amiga, me doy cuenta de que en ninguna sale con su hermano, más que en una que tomó hace más de un mes.

Salgo de mi cama, con las sábanas enredadas en mi cuerpo, y me asomo a mi ventana, donde escucho las risas y los chapoteos de la piscina de la familia Salvatore. Creo que sólo hay una reunión con chicos. Debo parecer toda una acosadora, con mi sábana tapándome casi todo mi rostro, mientras babeo por él.

Entonces su mirada se dirige a mi ventana, y con rapidez me tiro en el suelo boca abajo, esperando que no me haya visto, porque en serio moriré de vergüenza propia, por Dios. Aún me siento humillada, estúpida y sobre todo enojada. Sé que no debí entrar así a la fiesta, y mucho menos armar todo un lío, pero tampoco él tenía derecho de hablarme como lo hizo.

Maldigo a Dante. Y sus sexis brazos, cuerpo y rostro.

No lo entiendo. Dante siempre ha estado para mí; cuando se me cayó mi último diente de leche, que fue jugando carritos chocones con él y su hermana, también cuando mis padres se peleaban cada día, y él me iba a ver con un helado, para que no la pasara mal; lo recuerdo cuando me creé una cuenta donde mi apodo era "Morena Sexy", tratando de conquistar a un niño de mi salón, que me gustaba mucho, aunque unos días después dejó de hacerlo para fijarme en Dante. Estuvo ahí cada vez que mi madre tuvo un ataque nervioso y se iba de casa, justo después de que mi papá se divorció de ella.

Dante siempre fue mi todo. Y Gina fue mi confidente, a pesar de que a veces no me escuchaba, lo era, y siempre me descargaba con ella. Pero, Dante... él era como un hermano para mí, pero a la vez no. Él sabía cuándo estaba triste, cuándo necesitaba llorar y cuándo no había nada qué decir.

No sé quién es ese Dante que se mostró tan esnob frente a mí el día anterior. Sé quién es Dante, y ese chico que me insultó, definitivamente no lo es.

—Verónica, son las dos de la tarde, espero que ya te hayas... ¿Vero? —Escucho que mi madre me habla. Yo sólo ruedo mis ojos, con la sábana tapándome el cuerpo por completo—. ¿Qué diablos haces en el suelo, niña irresponsable?

—Lamentando haber ganado entre todos los espermatozoides. —Dramatizo, aunque lo hago más para burlarme de mí misma, que nada. Puedo apostar que ha puesto los ojos en blanco.

—Oh ya cállate, y levántate del suelo, que tenemos una comida con la familia Salvatore a las tres, y debo de regresar a la oficina a las cinco. Andando —me anuncia mi mamá, y con estupefacción, me quito la sábana del rostro y me volteo a ella, con los ojos desorbitados. Mi mamá tiene la vista en su móvil, así que, no se da cuenta de mi reacción un poco paranoica.

Desafiando a Dante (Desamores #1)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن