Capítulo XXXVII: Eres de su posesión.

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yosoyasipuesporquesi Te dedico el capítulo a ti, ya que agradezco el apoyo que me has dado <3

Mi mente ha formulado varias hipótesis, pero ninguna me lleva a cómo mierda se conocieron Sergio y Regina. Pero este momento no es bueno para pensar, sino que para actuar. Dante no los ha notado, pero porque está muy perdido en admirar la gran fila que nos espera para poder llegar al Martillo. De sólo oír gritar a las personas quedándose varados de cabeza, me da un jodido escalofrío.

Pero la mirada de Regina lista para matar a golpes a Lotta casi hace que me orine encima, y no me espero menos si llega a saber que estoy saliendo con su hermano menor, y él está muy apegado a mí desde siempre por la misma razón que yo.

— ¡Subamos, Ronnie! Se está moviendo la fila, aún tenemos tiempo —me jala hacia el juego mecánico, pero yo me quedo varado en donde estoy mirándolo con pánico. Él me voltea a ver y frunce los labios. Carajo, pero qué lindo es—. ¿Qué es?

—Dante, no quiero terminar polvo, pero aún tenemos tiempo para escondernos. —Murmuro, tratando que me escuche bien—. Tu hermana está a unos juegos de nosotros.

—Espera, ¿qué? —Exclama horrorizado y pronto se agacha para revolverse con la demás gente que al parecer es más chaparra que él. Hago lo mismo, pero yo ni siquiera me veo por la gente que está de mi mismo tamaño. Volteo a ver dónde está Regina, y está por el Martillo, haciendo fila, mientras Sergio habla con unos chicos, viendo hacia nuestro lado.

—Mierda, Sergio está cerca, y Regina en la fila del Martillo —tomo su mano con más firmeza entre más nos metemos entre la gente, y pronto nos escondemos en lo que parece una carpa donde sólo huelo lodo y orín.

Arrugo mi nariz, aún con la mano de Dante entrelazada con la mía, y respiramos con agitación. Le tengo un miedo terrible a Regina, y tengo razón, pero no sé por qué Dante le tiene tanto terror a lo que haga su hermana mayor. Tal vez le regañe, pero he visto cómo Dante la ha enfrentado antes, y ahora sólo quedan dudas en mi cabeza. Preguntas que me formulo y no tienen ni una puta respuesta. Me siento más confundida entre más esperamos, y el suave olor del perfume masculino de Dante me envuelve abrazadoramente. No puedo ni mirarlo, porque estoy pensando lo peor, y no quiero hacerlo.

— ¿Dijiste Sergio? —Pregunta después de unos segundos en silencio, donde mi mente está hecha un revoltijo y sólo el sonido de nuestras respiraciones se escuchan.

—Sí, estaba con Sergio. Es raro —murmuro por lo bajo, como si alguien nos estuviera espiando. Pero sé de antemano que no hay nadie. Dante gruñe, y cierra sus ojos, mientras lo veo de reojo—. ¿Por qué te molesta tanto?

—No me importa con quién salga mi hermana, es libre de hacerlo... Sólo que Sergio no me cae bien. —Suspira en rendición, golpeando su cabeza contra la carpa roja. Muerdo el interior de mi labio, mirándolo aún mejor. Se cuelan unas luces, alumbrándolo entre toda la oscuridad, y puedo ver con más claridad sus ojos miel volviéndose verdes—. Él me chantajeó todo un verano. Escuchó lo que no debió, cuando creí que era también mi amigo como Caleb lo era... y empezó a pedir que le hiciera favores, que le diera dinero... Estaba metido en drogas, y yo aún tenía trece años cuando pasó todo eso. No lo sabías... porque no quería que te preocuparas, no más de lo que estabas con tus padres.

—Dante... Dios mío —susurro, abrazándolo por la cintura, sintiéndome la peor amiga del mundo por no notarlo antes. Tenía problemas, pero Dante también. Pero, ¿con qué secreto pudo Sergio haberlo chantajeado? Ni siquiera puedo imaginarme a Sergio siendo así de imbécil. A pesar de años de conocernos, Dante nunca ha tenido algo tan sucio como para esconder, o enterrar—. ¿Qué hiciste, Dante? Siendo tan pequeño...

Desafiando a Dante (Desamores #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora