Capítulo XIX: Chokis y papas con Kétchup.

3.6K 191 3
                                    

Sarah tiene la cabeza entre sus piernas mientras está sentada en el suelo de mi habitación sin haber tocado el desayuno que René me había hecho a mí. Puedo ver cómo sus manos tiemblan, mientras piensa en sus cosas. Sé que no sabe qué hacer, y no espero que decida de un minuto al otro qué es lo que quiere. Qué desea para el bebé, para sí misma, y también el padre. ¿Quién es?

Lore come sin ganas, y casi durmiéndose en mi escritorio, aunque Gloria apenas comió del desayuno, y cayó rendida en mi cama, durmiendo profundamente. La comprendo. Parece que la única que tuvo una buena noche fui yo. O parecida a una.

—Sarah... —Llamo, sin poder detenerla. Mi amiga pelirroja sube la mirada, y me ve con sus ojos hinchados. Aquel tono verde perdió su brillo, y mi corazón se oprime contra mi pecho sin poder detenerlo—. Tú... ¿sabes quién es el padre?

Esa pregunta la toma desprevenida, porque abre la boca y la vuelve a cerrar sin saber qué decir o hacer.

—No sé. —Responde al final. Trago saliva, asintiendo—. No estoy segura, Ronnie. No quiero verme como una zorra, pero, hice muchas estupideces cuando Ronaldo, mi novio, me engañó por primera vez. Me acosté con un chico. Fue una noche de la cual apenas me acuerdo.

—Lamento haber preguntado, pensé que ya le habías dicho o algo. —Sueno terriblemente arrepentida y avergonzada de no haber callado mi boca.

— ¿Por qué no has comido? —Pregunta de repente. Mirando mi plato sin comer. Yo también lo hago, y me doy cuenta de que apenas le he dado un mordisco a mi sándwich. Me encojo de hombros.

—Podría preguntar lo mismo por ti. No sólo comes por ti, sino que por dos. —Le doy una sonrisa de lado, apenada. Sarah suspira, y toma un poco de sándwich, como si no pudiera tragarlo.

Lo estudia un poco, y lo vuelve a dejar en el plato, mirándolo con una mueca de asco.

—Lo siento, olerlo me da náuseas. —Nos miramos las dos, y suspiramos. Observo a Lorenzo, que no ha abierto la boca, y es raro en él, entonces me doy cuenta de que se ha quedado dormido con la boca abierta. Sonrío inconscientemente, cuando empieza a roncar—. Él es quien sufrió más, pobre Lore.

— ¿Sufrió más? ¿Por qué lo dices? ¿Qué pasó ayer? —Frunzo el ceño. Sarah me sonríe con la boca cerrada.

—Se le confesó a Gloria, y justo cuando ella le iba a responder. La pelea se hizo, todo sucedió tan rápido, que, después salí a vomitar a algún baño. No había tomado ninguna gota de alcohol. Literalmente, les arruiné la noche a los dos. No sé si vuelvan a tomar aquella iniciativa. Lore fue el que más me ayudó. Me cargó, esperamos a que alguien nos atendiera. Él compró la medicina, y después tratamos de comer algo. No quise dormir, así que, nos quedamos tratando de hacer algo. —Lágrimas empiezan a nublar sus ojos—. Soy una pésima amiga, ¿no es así? Le he dicho a Gina que es una zorra, pero yo lo soy más. Dios mío.

—No eres una zorra, y Gina tampoco. ¿Bien? ¿Por qué hacemos esto las chicas? ¿Eh? ¿Por qué nos degradamos entre nosotras, y entre nosotras mismas aun cuando somos amigas? Todos somos libres de decidir sobre nuestro cuerpo. Nadie vale más y tampoco menos. —Me acerco a ella, y me siento a su lado. Ella apoya su cabeza en mi hombro, y llora.

—Vero —me llama en un sollozo. Murmuro un "uhm" —. Quiero unas Chokis. En serio.

— ¿Eh? ¿Las galletas? —Cuestiono un poco confundida. Ella asiente lentamente.

—Tengo antojo. Es raro, ¿no? ¿Tener antojos no lo es? Quiero Chokis con unas papas con Kétchup, y revolverlas. ¿No suena delicioso?

Qué. Asco.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now