Capítulo XXVIII: Sigue mintiéndote, Vero.

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(el audio está en 3D, por si quieren escuchar la canción, se las recomiendo con audífonos).

Las lágrimas bajan por mis mejillas, pero en modo de protesta no digo nada ni siquiera grito. Estoy neutra, tratando de saber cómo mierda mi madre se casó con ese infeliz. Los sollozos los comprimo antes de que salgan. Dante no está a mi lado en la sala de la casa, y eso es lo que menos me preocupa en este momento, aunque, necesito un poco de apoyo moral. Y no importa si es por lo menos el imbécil del hermano menor de mi mejor amiga.

Estudio a ese tipo sentado en el sillón individual, con la cabeza baja, dejándome estudiar su cabello rubio con canas que delatan su edad a pesar de que está muy bien proporcionado para casi tener como cuarenta años, sino es que más. De hecho, se me hace muy parecido a alguien, pero por el momento, no quiero ni abrir la boca ni por curiosidad.

Veo de reojo cómo Dante tiene hielo en su estómago y en su espalda, René lo trata como un bebé tratando de ayudarlo para sentarse. Puedo sentir la mirada de mi madre y de ese señor en mí. Ni siquiera recuerdo su nombre, pero no quiero hablar, así que, mejor me guardo la pregunta.

-Joder, morenita, sí me diste duro... -Dante se queja. Pongo los ojos en blanco, porque es un quejica.

-Duro contra el muro, ¿no? -Mi madre rompe el "hielo", reprimiendo su risa, cuando mis mejillas se sonrojan furiosamente, y Dante tose incómodo. El hombre se muerde el labio, para no reír. Miro mal a mi madre, que me devuelve la mirada, pero por una burlona, y alzando las cejas-. Lo siento, trataba de romper el hielo.

-No fue gracioso, madre. -Murmuro entre dientes, porque parece que nadie puede decirle que en condiciones así, no se hacen bromas con doble sentido. No cuando Dante me mira con picardía-. Cierto, sigo enojada.

-Por lo menos me hablaste. -Ladea la cabeza, y yo ruedo mis ojos, cansada de la situación inmadura. Volteo a ver hacia el patio de mi casa, donde los adornos de La Independencia de México ya están colgados, listos para poder celebrarlo.

-Eso no quita que sigo enojada. -Espeto. Dante me toma la mano, y la aprieta. Pero, como también estoy enojada con él, quito mi mano bruscamente de la de él-. No me toques, Dante.

-Uh, problemas en el paraíso. -Mi madre vuelve a hablar. Gruño encabronada.

-Deja de joder, mamá. Lo digo en serio. Sigo enojada porque te casaste con el hombre que destruyó a nuestra familia. -Exclamo, sintiéndome traicionada.

-Deja de ser tan inmadura, por favor, Verónica -Beatriz, mi madre me mira con enojo-. Que es culpa de tu padre y mía que el matrimonio no haya funcionado. No de Miguel. -Con que así se llama el hombre. Suelto un suspiro lleno de exasperación.

Me levanto de mi asiento, y camino hacia ella, que también se para. La desafío con la mirada que le lanzo, que son más dagas que nada. Mi madre se ve serena.

-Seguramente sólo estás con este... para vengarte de mi padre. Creo que alguien también está siendo inmadura. -Siento la cachetada llegar, y me tapo la mejilla con mis manos cuando ésta me cosquillea, por el dolor. Veo a mi madre entre mi cabello, y el arrepentimiento aparece en su visión.

-Beatriz, no la vuelvas a tocar -Dante salta a defenderme, mientras me pega a su pecho. Estoy tan aturdida porque es la primera vez que mi madre me golpea, que ni siquiera me importa que Dante me abrace como si buscara protegerme de todos.

-Lo l-lamento, Vero. Lo siento tanto. Es en serio. -Mi madre sigue balbuceando, pero sólo tomo la muñeca de Dante y me lo llevo arriba, ni siquiera me importan los gritos de mi madre, llamándome para que la perdone.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora