Capítulo XV: No te ilusiones.

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Toma dos segundos, antes de que Dante levante la mirada y me vea con ojos perdidos. Después, se da cuenta de lo que pasa, y corre a alejar a su hermana de la chica rubia, que parece más afectada que Gina, que sólo tiene el cabello alborotado, el labio roto, y rasguños en su cuello. Respira agitadamente, mientras Caleb levanta a Lotta del suelo, que parece a punto de desmayarse. Yo aún sigo sin poder creer que Gina le hiciera esos moretones que no tardarán en salir de su rostro, tiene rasguños y una marca de una mano en su brazo.

Camino a paso lento hacia donde está Gina y Dante, que salen caminando a paso rápido de la casa. Yo simplemente los sigo, sin saber cómo reaccionar a todo esto. Gina nunca había sido así de violenta con las chicas que rodean a Dante.

Dante la agarra del brazo, pero pronto la suelta, dejándola enfrente de él. Su hermana aún tiene rastros de lágrimas, y su hermano no puede ni articular palabra, porque parece que no lo puede tragar.

-Lo lamento, Dante. He perdido mis cabales... -escucho que Regina murmura en un sollozo lastimero, con voz ronca. Dante frunce el ceño, y ahora no está confundido ni sorprendido, sino que enojado.

-Estás trastornada, eso es lo que pasa, Regina. ¡Lastimaste a Lotta! ¡No sabes controlarte! ¡Debes ir a un bendito psicólogo! ¡Eres mi hermana, por Dios Santo! -Dante pasa una mano por su rostro, y parece a punto de explotar-. He hecho tanto por ti para que estés feliz, Regina.

- ¡No sabes cómo se siente, Dante! ¡Ni tú, ni mamá, ni siquiera papá! ¡He estado teniendo pesadillas con ello! ¡No las dejo de tener desde que pasó! ¡No puedo pararlas y tampoco puedo callar los gritos, nada! -Regina grita, haciendo que varias personas volteen a verlos.

-Baja la voz, Regina. Prometimos no volver a sacar a luz esa estúpida noche, ¿me oíste?

-No puedo simplemente quedarme callada, con esta culpa carcomiéndome por dentro, Dante. Las chicas no son buenas, ni siquiera yo. No para ti, sólo eres mi hermano menor. No quiero que te lastimen. No otra vez -Suena tan desesperada, aún cuando toma el rostro de Dante entre sus manos, y éste se remueve entre ellas, hasta que logra zafarse y mirarla con furia.

-Nadie me lastimará, Regina. ¡Estás loca! ¡No hubo ni una vez! ¡No pasó nunca esta noche, ni esa noche! ¡¿Me oíste?! Aléjate de mí, porque no quiero verte a la cara en un buen tiempo. -Dante se da la vuelta, con la mirada gacha y camina hacia dentro de la casa. Hasta que levanta la mirada y me ve a mí sin expresión alguna.

-Dante... -Murmuro, aún cuando la música ha parado, siento que mi voz se la lleva el viento. Éste niega con la cabeza.

-Quiero estar solo, Verónica -es lo único que sale de su boca, y golpea mi hombro, metiéndose a la casa, donde aún la gente murmura estupideces sobre Gina, o Dante, también dicen cosas como "pobre rubia". Son unos hipócritas.

Mi amiga aún sigue afuera, con las manos en su rostro, tapando su llanto de los demás, como si quisiera hacerse creer que es fuerte, y que no permitirá que alguien más vea ni una sola lágrima. Me acerco a ella, a paso lento, sintiéndome mal ante la situación incómoda en la cual puso a Dante, y cómo él reaccionó a su ataque violento.

-Gina, ¿estás bien? -Pregunto con voz suave. Gina se quita las manos del rostro, y se seca sus lágrimas con rapidez, sonriéndome falsamente. Asiente, y respira entrecortadamente.

-Sí, lo estoy -afirma.

- ¿Segura que lo estás? No me mientas...

- ¡Maldita sea, Ronnie, dije que estoy bien, ahora déjame en paz! -Explota, asustándome, dando un salto hacia atrás, y abrazándome a mí misma. Gina respira profundamente, y trata de calmarse-. Lo lamento, sólo no estoy de humor para tratar contigo, ¿me oíste? Sólo... no me llames estos días.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now