Capítulo XLIV: Las chicas no son buenas, ¿qué parte no entiendes?

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Es 25 de diciembre, y en vez de estar pasándola en familia, estoy sentada en mi cama, viendo películas de Navidad con Sergio y Caleb a mi lado, mientras discuten que todo fue demasiado rápido, y el otro dice que no

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Es 25 de diciembre, y en vez de estar pasándola en familia, estoy sentada en mi cama, viendo películas de Navidad con Sergio y Caleb a mi lado, mientras discuten que todo fue demasiado rápido, y el otro dice que no. Es cansado, y los dos han estado revoloteando a mí alrededor como moscas, porque saben que Dante me usó —sí, tuvo sexo conmigo, supérenlo, virginales, porque yo ya no lo soy lamentablemente— y huyó a España.

— ¡No, es que sólo ha pasado un jodido mes! ¡¿Quién carajo se casa en un mes?! ¡Es demente! ¡Se joderá la vida si no es la indicada! ¡O sea, es un príncipe! —Exclama Caleb, hastiado de estar diciéndole lo mismo a su hermano mayor. Sí, pues bravo, porque yo ya me harté desde hace media hora que terminó la película.

— ¡Supéralo, Calebcito! ¡Es ficción! ¡Es una puta película! ¡Además, ¿quién no querrías casarse con tremenda mujer?! ¡Está que arde! —Rezonga Sergio alzando las cejas. Caleb hace una mueca, medio asintiendo, pero después niega rotundamente.

—Hubiera sido más creíble si no actuaran tan mal —bufa Caleb, cruzándose de brazos. Busco más películas para ver, y al parecer vuelven a discutir por una tontería que pasó en la película. Sí, estuvo malísima, punto final. Pero, no. Deben hablar de algo para que no caigamos en un silencio sepulcral y yo me deprima. Bah, ya me deprimí lo suficiente.

Lo malo es que mi madre y Miguel se fueron de viaje juntos, porque todos insistimos que necesitaban una tipo luna miel, o algo así. Y Sebas se fue a Argentina con su madre, para visitar a su familia materna. Así que, me quedé con los idiotas. Los quiero demasiado; se han vuelto mis hermanos, más Sergio, porque con Caleb aún me cuesta, pero lo son, a final de cuentas.

Pronto me llega un correo, y la notificación resuena, haciendo que tanto Caleb como Sergio se callen, y lo agradezco infinitamente. Pero mi sonrisa de triunfo, se desvanece tan rápido como apareció.

Es un correo, de Dante, a las siete de la tarde. Sergio y Caleb deben estar boquiabiertos de que si quiera se digne a intentar hablar conmigo. Y sí, lo esperaba, por el mensaje que me envió, pero es demasiado. Me incómoda, y no puedo evitar que mi corazón bombee contra mi pecho como si él estuviera enfrente de mí, besándome como lo hacía.

Eso hace que un nudo aparezca en mi garganta, pero me lo trago, abriendo el correo.

"Sé que debes creerme un maldito imbécil, Verónica. Y lo entiendo..."

—Sí, cómo no —murmura Sergio a mi lado.

"Y lo entiendo, porque yo fui cobarde, impulsivo. Un imbécil. Creí que estarías mejor sin mí, si me iba así de rápido. Tengo problemas en España, cabos sin atar con varias personas, y mi repentina desaparición se dio porque no sabía cómo decirte que me iba para siempre, o tal vez por muchos años. Pero no puedo volver, no hasta que se termine lo que tengo que hacer aquí, porque me he metido en problemas.

Sólo quiero expresarte, mediante esto, Ronnie, porque has evitado mis llamadas y mis mensajes, es que eres mucho más de lo que merezco. Me vale mierda si tengo dieciséis años, y no he vivido lo suficiente para saber que mi corazón sólo siente por ti, por mi hermana y por mis amigos. Eres mi primera vez, porque lo que viví contigo es real en todos los sentidos, Verónica.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now