Capítulo XX: Un día de mierda.

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—Hola, princesa. —Me detengo de golpe, dejando que otras personas me golpeen con sus hombros, mientras le miro incrédula. Sergio me sonríe de oreja a oreja, como si no fuera ya lo suficientemente guapo, que tuviera que sonreír así lo hace verse aún más precioso.

— ¿Quién eres? —Pregunto de broma.

La pregunta lo desconcierta, porque su sonrisa tambalea, con el ceño fruncido. Ladea la cabeza, y ese gesto me recuerda mucho a su hermano menor, Caleb, que no le veo por ningún lado, y eso es lo único que les veo similares.

— ¿En serio no me recuerdas? ¡Tuvimos una aventura muy bonita, y tú-...! ¡No puedo creerlo! —Le tapo la boca antes de que diga otra estupidez, y lo siento reír contra ella. Sus ojos verdes intenso me miran de arriba hacia abajo, como si estuvieran analizando cómo me queda el uniforme, así que también le tapo los ojos.

—Eres un pervertido, lo juro. —Gruño, sin saber por qué le hace más gracia que haya hecho aquello. Después siento mi mano siendo humedecida por su lengua. Alejo mi cuerpo y mis manos de él, y en el proceso choco con alguien con el cabello hecho un desastre. Toma mi cintura, y puedo ver cómo Dante me mira distraídamente.

—Oh, lo siento, morena sexy. No te vi —sus ojos se ven tan cansados y su uniforme está hecho un desastre. Pero aún así lo maneja para sonreír de forma amable, o eso parece. Pronto esa sonrisa desaparece cuando ve a Sergio, que se mantiene con una sonrisa de lado—. Sergio.

—Dante —asiente en forma de saludo. Los dos tienen el mismo uniforme, pero son tan diferentes de todas las maneras posibles. Ni siquiera sé por qué hay tanta tensión en el aire. Alza una ceja, y las manos de Dante no dejan mi cintura en ningún momento, a pesar de que ya estoy estable en mis dos piernas.

—Veo que ya conociste al hermano de Caleb, Sergio. —Me dice Dante, y su agarre es más fuerte en mi cintura. Me acerca a su cuerpo, y eso me deja sin aliento. Parece que me quiere proteger de Sergio. Ni siquiera sé por qué.

—Sí, nos conocimos en la fiesta de mi casa —ni siquiera me dejan hablar, porque apenas abro la boca, Sergio se me adelanta con sus ojos mirando a Dante fríamente.

—Más bien del papá de Caleb. Ni siquiera sé qué haces aquí, Sergio, deberías estar con tu madre en Argentina, no aquí, perdiendo el tiempo con quien no es tu padre. —Joder. Tiene tanto sentido que Caleb y Sergio no se parezcan. El chico de tez morena y ojos verdes, tensa su quijada, casi torciendo sus dientes.

—También es mi padre, Dante. Cuidado con lo que dices. —Su voz parece amenazadora, y yo me encojo en mi lugar cuando Dante alza una ceja.

—Dependiendo cómo lo veas. Si hoy o mañana le pedirás dinero para perderlo en apuestas ridículas. —Dante suena tan desafiante, que me sorprende. Sergio está a punto de hacer algo cuando alguien se aclara la garganta incómodamente de nuestro lado derecho de Dante y mío.

Nos volteamos hacia la voz y nos encontramos con la directora de la escuela, que sonríe cortésmente, y nos mira encima de sus lentes con armazón negro. Su vestimenta es tan limpia y planchada, como si se hubiera tomado tiempo en cada cosa, y su cabello negro y corto está muy bien peinado, como si fuera natural tenerlo así.

—Buenos días, jovencitos. Pero, ¿no es Dante Salvatore? Muchacho, cada día estás más presentable, y a la vez no. —Ve su uniforme hecho un desastre y hace una mueca, Dante se sonroja levemente, y los ojos de la directora, negros y críticos ven hacia el otro chico que parece un poco asustado—. ¡Sergio Ríos, me sorprende verlo por aquí después de que se fue a Argentina hace más de cinco años! ¿Acaso ha reprobado un año? ¡Pensé que estaría ya en la universidad! —Y después sus ojos caen en mí, como si no hubiera terminado de humillar lo suficiente—. Verónica Zaragoza, chica de ochos y más que nada, dormilona. He tenido muchas quejas sobre ti en todo el año anterior. Deberías dejar de leer tanto sobre romances y estudiar más para el examen de Física 2, que de aquí en adelante faltan cuatro semanas para éste.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now