Capítulo XXIV: No quiero perderte.

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Me volteo asustada, y tal vez un poco sorprendida, pero sé que esa no es su voz. No la de Dante. Respiro con alivio cuando veo la sonrisa tan característica de Sergio, y esos ojazos verdes que siempre me dejan sin aire. Sí, estos medios hermanos son súper mega guapísimos. No lo niego.

-Eso es lo que diría Dante, si estuviera aquí, ¿sí o no, princesa? -Se sienta al lado de mí, poniendo sus piernas en la mesa. Le miro con cara de pocos amigos, pero mis mejillas están levemente sonrojadas.

-Eres un... -Empiezo, pero la orientadora me interrumpe.

-Sergio, ¿cuántas veces van que te envían a orientación estas dos semanas de clases? -La orientadora se aparece enfrente de nuestra mesa con los brazos cruzados, Sergio rápidamente baja las piernas de la mesa, y hace una mueca de culpabilidad.

-Lo siento, mamá. Pero, esta vez, tengo una excusa justificable. Demasiado, a decir verdad. -Wow. ¿La orientadora es la mamá de Sergio...? Entonces, eso quiere decir que Argentina ya no debe ser su hogar si la mamá de Sergio está aquí, trabajando como orientadora en México. Esto... Necesito procesarlo. ¿Cómo no pude apreciar el terrible parecido entre Sergio y la Orientadora Margarita? ¡Debo de estar en mi jodido mundo por no apreciar el rostro bien cuidado de la mujer, y sus ojazos verdes tan característicos que Sergio sacó de ella!

Entonces... ¿Sergio es el hermanastro o fue el hermanastro de Caleb? Es algo que aún no resuelvo muy bien, pero con Dante diciendo que su mamá vivía en Argentina, eso es un sí con "fue". Miro a Caleb que esconde su cabeza en el suéter, y mira de vez en cuando a madre e hijo que aún pelean.

- ¡No me vengas con tus excusas otra vez, Sergio! ¡Ninguna es justificable! ¡La profesora Camila me acaba de decir que le has dicho "perra"! ¡¿Qué quieres que piense?! ¡¿Te golpeó, o te insultó de igual manera?! -Pregunta, haciendo ademanes con sus manos, siendo demasiado expresiva para mi gusto. Sergio se cruza de brazos como niño pequeño, y refunfuña unas palabras inentendibles-. ¡Sergio! ¡No te comportes así enfrente de tus compañeros! ¡Madura de una vez, ya tienes dieciocho!

- ¡La profesora Pérez es una perra porque avergüenza a los alumnos que al parecer no le caen bien a ella! ¡Más bien, avergüenza a todos, sintiéndose la mejorcita! ¡Ayer llamó a un alumno "estúpido" porque le halló un error en lo que la profesora escribió en el pizarrón! Además, hoy reprobó a Verónica porque debatió con ella, tratando de humillarlas a ella y a su amiga. -Tiene su mirada baja, pero, su voz es tan potente cuando exclama el por qué de su "levantamiento" contra la profesora Camila Pérez-. Eso es injusto, ¿sí o no?

Su mamá queda pasmada ante lo que Sergio confiesa, y hasta yo me quedo un poco anonadada ante la idea de Sergio defendiéndonos a todos. Mi sonrisa se ensancha al darme cuenta de que tal vez he tratado muy mal a Sergio, cuando sólo trataba de ser un fiel amigo.

- ¿Por qué no me dijiste eso antes, niño bobo? Tendremos que hablar con la directora y los alumnos que han sufrido este trato. Dios mío. -Niega con la cabeza, después me mira a mí. Mis mejillas se sonrojan levemente, y la orientadora Margarita muerde su labio-. ¿En serio te reprobó?

-Eh, de hecho me gritó que estaba reprobada por decirle "mala profesora". Lo lamento -bajo la mirada, y después siento la mano de Caleb tomar la mía. Entrelaza sus dedos con los míos, y mis mejillas se sonrojan furiosamente, sintiéndome completamente indefensa.

Nadie había tomado mi mano así. No queriendo darme apoyo desde hace años. Antes de que Dante se fuera él siempre del tipo protector, tratando siempre de hacerme sonreír, o subirme el ánimo.

-No lo lamentes. Como orientadora hice mal. No sólo debí preguntar un lado, también debí de haber hablado contigo y preguntarte las razones. Así que, yo lo lamento. -Me da una sonrisa cálida, y yo trato de devolvérsela-. Hablaré con ella, o veré qué hacer. Esto está muy retorcido. Pueden salir ahora, yo les justificaré a sus profesores las faltas. -Me guiña un ojo. Después dirige una mirada a Caleb, y frunce el ceño-. Tú no te salvas, Caleb. ¿Crees que no te iba a reconocer? Entraste en silencio, y quería que tú te acercaras pero veo que tendré que decirlo enfrente de tu amiguita, y tu hermano. ¡¿Cómo diablos se te ocurrió hacer una bomba de pintura en Química?! ¡¿Sabes lo peligroso que es?!

Desafiando a Dante (Desamores #1)Where stories live. Discover now