Capítulo 2: Contigo, con ustedes.

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Capítulo 2: Contigo, con ustedes.

Los regalos quedaron olvidados en una esquina del salón. Castiel se paseaba de un lugar a otro, siendo mimado por todos sus seres queridos.

—Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz. —Castiel tenía una grata conversación con Antonia, la esposa de Arthur, cuando se apagaron las luces y todo quedo siendo iluminado únicamente por las velas colocadas sobre el precioso pastel, veintidós en total.

Giulian llevaba el pastel entre sus manos, Christopher a su lado avanzaba llevando a un dormido Theo entre las suyas. Todos se sumaron a la clásica canción, mientras Castiel revoloteaba su vista entre todos sus acompañantes, sonriendo emocionado.

—Debes pedir tres deseos, —apunto Clarissa, justo antes de que el doncel apagase las velas.

Castiel retuvo el aire en sus pulmones, mentalmente repaso sus preciados tres deseos, y luego soplo con tanta fuerza como pudo, hasta dejar todo rápidamente en tinieblas. Los aplausos no se hicieron esperar y todos comenzaron a felicitar al doncel por sus recién cumplidos veintidós años.

Fue cerca de la media noche cuando todos se marcharon. Theo había tomado su última comida hacia una hora, y en esos momentos domina plácidamente en su habitación, Giulian también había comenzado a decaer temprano, pues el tierno muchachito no acostumbraba a dormir tarde, Mateo por el contrario había estado animado hasta el final de la fiesta, cuando Clarissa con tono maternal le dijo que debían marcharse para dejar a sus tíos descansar, de la misma forma Arthur y su bella esposa se habían marchado. Dejándolos solo a ellos dos, sentados en el sofá, bebiendo una copa de champaña cada uno.

—Feliz cumpleaños, —repitió Christopher después de beber un largo trago.

—Esta es la quinta vez que lo repites, —menciono Castiel con una risa encantadora. El empresario pasó su brazo tras la espalda del doncel, y desde allí cogió la copa quitándosela de las manos.

—No deberías beber más que esto, tú aun estas amamantando, —recalco observándole con sus hermosos ojos verdes.

—Lo sé, lo sé. Esta es la primera y la última, —concordó recuperando su bebida, apenas consiguió darle un pequeño trago, cuando las manos de Christopher volvieron a arrebatarle su copa, una gota de dulce champaña resbalo por la comisura de sus labios, y estuvo a punto de reclamar cuando su boca fue sellada por la contraria.

Un beso cálido que poco a poco se fue intensificando, las copas de dulce licor quedaron olvidadas, cuando una bebida más adictiva recorrió sus bocas. Castiel estiro las manos pasando sus brazos por detrás del cuello de su amante, mientras que Christopher asió a Castiel por la cintura, apegándole a su propio cuerpo con dominancia.

Poco a poco sus manos comenzaron a recorrer al otro. Mientras Chris colaba sus heladas palmas bajo la camiseta del doncel, Castiel enroscaba los dedos en los cortos cabellos negros.

—Deja de hacer eso, —reprocho Christopher interrumpiendo el beso. —Me excita, —confeso mínimamente apenado.

—¿Y eso es malo? —Pregunto el menor con toque travieso.

—Castiel, —soltó Christopher un poco más serio, puso sus manos en los hombros del doncel, alejándole para observarle directamente.

—Está bien Chris, no pasara nada malo. —Sonrió con ternura y se acercó lentamente a los labios del mayor, quien en un principio respondió reacio al contacto, sin embargo, fue el mismo quien intensifico aquel profundo beso.

—Vamos, vamos a la habitación, —exhalo entre labios. Castiel asintió de la misma manera, y pronto se vieron envueltos en un tortuoso camino por las escaleras.

Torre de MarfilWhere stories live. Discover now