Capítulo 3: Giros y vueltas.

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Capítulo 3: Giros y vueltas.

Los meses pasaban volando y su familia le traía más alegrías que nunca. Su hermanito, quien pasó días enteros pegado a los libros, consiguió aprobar todos sus exámenes de ingreso, algunos con más honores que otros, su muchachón tenía talento con los números ¡Y no solo eso! La física y la química se le daban igual de bien. Estaba orgulloso, realmente se sentía muy orgulloso de su hermano menor. Pero Giulian no lo era todo, el otro amor de su vida también le sorprendida día a día con cada uno de sus progresos, Theo ya había cumplido seis maravillosos y saludables meses, y con ello la aparición de su primer diente de leche, un incisivo en la encía inferior de su boquita, era pequeño y blanquito, Christopher como todo padre obsesivo había partido veloz a comprar un pequeño cepillo dental y dentífrico para bebés. Cuidarían la dentadura de su nene desde el primer día.

—Paola, ¿ya no quedan naranjas? —Pregunto el doncel, con medio cuerpo dentro del refrigerador, por más que buscada en la canasta de las verduras, no conseguía dar con ellas.

—Lo que está ahí es todo lo que queda, —respondió la mujer cortante. Castiel saco su rostro de la heladera y observo a la mujer con una mueca entristecida.

Se levantó del suelo y se alejó del congelador, apenas había alcanzado a cerrar la puerta de este, cuando la sirvienta de forma brusca abrió la puerta del mismo y de paso le golpeo todo el costado derecho. Castiel soltó de inmediato un quejido, ella le observo con molestia.

—Esta cocina es demasiado pequeña para dos personas, —reprocho como si su imprudencia hubiera sido causada por la "falta de espacio", cosa que con los gustos excéntricos de Christopher no era posible, en esa cocina cabria cómodamente un elefante. —Para empezar tú ni siquiera deberías estar aquí, este es mi lugar de trabajo, —agrego la cocinera.

—Ten cuidado con esa boca Paola. Él es tan patrón nuestro como el Señor Owen, y esta casa también le pertenece, —critico Adelina ingresando al lugar.

—Cállate, tú tampoco deberías estar aquí. Tanta gente, lo único que logran es entorpecer mi trabajo, —quejo la cocinera sacando unas verduras del congelador y cerrando la puerta estruendosamente. Castiel bajo la vista cohibido.

Adelina gruño observando a Paola con odio, el menor no hizo más que encogerse en su posición, y agarrarse el brazo adolorido.

Incluso a Theo pareció molestarle la situación, el niño que durante todo este tiempo había estado sentado en la silla de comer, comenzó a soltar balbuceos y hacer morritos arrugando la nariz, y golpeando sus galletas contra la mesa plástica.

—Cielo, estas lleno de migajas, —Hace apenas unos días su pediatra le había recomendado comprar cierto tipo de galletas eran blandas y dulces. Cosa que le había fascinado a Theo, después de todo hasta ese momento su dieta se limitaba a leche y jugos naturales de naranja y zanahorias. —Vamos a cambiarte. —

El niño pareció entender pues al ver a su papi acercarse estiro los brazos para ser alzado y cambio de humor completamente una vez en brazos del doncel, arrebujándose entre ellos para terminar de comer su galleta.

Estaba saliendo de la cocina, cuando fue interceptado por Adelina.

—Oye, no puedes dejar que ella te hable así, tú eres jefe. Entiéndelo de una vez. —La jardinera no dijo más que eso y se marchó. Obviamente dejando a Castiel pensativo al pie de las escaleras.

Rencillas como la de esa mañana, eran cosa del diario vivir para el doncel. Desde el comienzo Paola había sido la menos contenta al enterarse de que Castiel se quedaría en casa, como nada más y nada menos que la pareja oficial de su jefe. Encima de eso ella estaba obligada a aceptar al doncel metiendo sus narices a diario en lo que ella consideraba "su cocina". Castiel había sido tajante al decir que él y solo él, se encargaría del cuidado de Theo, por supuesto que Christopher como padre y todos sus tíos estaban incluidos en ese cuidado, pero el doncel no quería niñeros, ni ayudantes, ni cocineros involucrados con su bebé, y ese era un problema, pues era el doncel quien le administraba cada una de sus comidas a Theo, lo cual implicaba el uso de la cocina por lo menos cinco o seis veces al día. Paola se había hecho la ofendida, argumentando que Castiel le estaba faltando el respeto como cocinera.

Torre de MarfilWhere stories live. Discover now