Capítulo 13: Quiero estar junto a mi familia.

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Capítulo 13: Quiero estar junto a mi familia.

—Quiero hablar con tu jefe. No permitiré que nadie acuse así a mi familia. Él es mi doncel. —

Tras esas palabras el guardia comprendió que se había metido en problemas. Observo al varón frente a él, intentando calmar el momento, pero en su interior, no se arrepentía en lo más mínimo de haber culpado al doncel.

—Señor, no creo que eso sea necesario. —

—Yo sabré lo que es necesario. Quiero hablar con su jefe, —interrumpió Christopher con voz severa. A sus espaldas, Castiel había tomado al nene entre sus brazos, y con ternura le quitaba de las manos los dos objetos que había sacado de la tienda. —No los regreses, —soltó Christopher al notar las intenciones de Castiel. —Son unas chucherías. Inclúyelas en la compra, —indico, sin siquiera observar al doncel, su vista se mantenía clavada en el guardia de seguridad.

—Bien, —susurro el doncel. Quien se sentía un poco culpable por causar problemas. Por supuesto él sabía que en ningún momento su intención fue robar, y si, le habían ofendido las palabras del guardia. Sin embargo, eso no quitaba la culpa de haberse descuidado con Theo. No solo porque el pequeño había sacado dos objetos de la tienda, sino también por lo peligroso que era perder de vista a su propio hijo. Aunque Theo era un niño inteligente, y nunca se separaba de sus padres.

—Encárgate de las compras. —Chris deposito su tarjeta de crédito en las manos de Castiel. La pobre cajera llevaba esperando varios minutos, y la compra aun no era pagada. —Tú conoces la clave, solo confirma el monto, y has que pasen mi café, y las golosinas de Theo. —Toco los hombros de su doncel, instándole a saber que todo estaría bien. Sonrió y le hizo una señal para que siguiera sus indicaciones.

Castiel obedeció. Giro su cuerpo regresando con la cajera. La mujer le sonrió un tanto nerviosa, y sin que Castiel se lo pidiera, paso el café y las golosinas del niño por la cinta.

—¿Va a llevarlo en cuotas? —Consulto, intentado sonar lo más natural posible. Castiel negó.

—Un solo pago, —susurro tembloroso. Ella asintió.

La compra estaba hecha, y Christopher había desaparecido de su vista. Castiel, subió a Theo en el carro, para que esta vez, no se le escapara. Estaba a punto de marcharse cuando la cajera llamo su atención.

—¡Señor! —Exclamo rápido. —Me gustaría ofrecerle una disculpa. Es obvio que usted se distrajo, no es culpa del niño haber salido con los dulces. Espero que pase pronto el mal rato. —Se giró, rebuscando junto a la registradora, una cajita plástica, y de ella saco un par de bombones individuales. —Disculpe las molestias. Sé que esto no soluciona nada, pero al menos le endulzara el rato. —Puso tres bombones de chocolate entre las manos del doncel, y sonrió conciliadoramente, como diciendo: "No tienes la culpa de nada".

El doncel estaba de piedra, jamás espero algo como eso. Presiono los chocolates entre sus manitas, y soltó un suave gemido.

—Gracias, —susurro limpiando la traicionera lagrima que amenazaba por salir.

—No hay de que, —menciono ella. —Por cierto, la oficina del jefe esta al fondo. Continúe por este pasillo, hay una máquina de peluches junto a la puerta de nuestro gerente. —

El doncel observo el camino indicado. Asintió agradecido, al ver por lo lejos, la máquina de peluches, que la cajera había mencionado. Dio una última sonrisa despidiéndose con la mano, el nene de igual manera imito a su papi, y alzo las manitas para despedirse de la agradable trabajadora.

Torre de MarfilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora