Capítulo 16: Mi hombre, mi familia.

5.8K 544 204
                                    


Capítulo 16: Mi hombre, mi familia.

Deseo no haberlo notado, deseo haberse quedado veinte pasos más atrás, para no haber presenciado tan desagradable encuentro.

Ella, tan delicada como una flor, giro su cuerpo delgado y con una sonrisa en sus carnosos labios, observo al hombre a quien ella misma había destrozado. Una sensación poco usual para Castiel, le quemo la garganta, la furia bullía desde el centro de su pecho, mientras que en sus ojos azules el odio palpable por esa mujer se reflejó en su mirada.

—¡Christopher, que sorpresa! —Exclamo desinhibida. Dando un paso al frente, como si pretendiera saludar al mejor de sus amigos.

—Catalina, —volvió a gruñir el varón. Aferro al niño entre sus brazos y observo a la desgraciada con ira.

—¡Oh! Veo que ahora viajas con la servidumbre y sus niños. Siempre fuiste un hombre tan bueno y generoso, —soltó cual víbora venenosa. Los dientes de Chris crujieron, y sus manos picaban por darle una buena bofetada a aquella mujer. Sin embargo, alguien se adelantó.

El golpe fue seco, y dejo el rostro volteado de la mujer con una visible marca, los dedos de Castiel quedaron estampados, rojos sobre la tersa piel de aquella "dama". Chris estaba impresionado.

—Somos soy su pareja, y el "niño" que mencionas, es nuestro hijo, —aclaro el doncel molesto. —Pero de todos modos a ti no te incumbe con quien viaje Chris. —

Los risos rebotaron cuando ella se giró furiosa, dispuesta a devolver el golpe, pero Castiel lo detuvo sin problemas.

—¡Defiendes tu fuente de ingreso, perra recogida! —Exclamo enrabiada al no poder acertarle el golpe. —Claro, sin Christopher no eres nada ¿A quién crees que engañas con esa carita de inocente? ¡Se nota que eres una ratita buscando quedarte con todo! —Ya era suficiente. Chris no quería seguir escuchando más. Pero nuevamente, Castiel no necesito de su varón para defenderse.

—¿Me estas comparando contigo? —Consulto burlón. —Ni lo intentes, al contrario de ti, yo si aprecio el amor de Chris. Deberías aprender que no todas las personas buscan dinero como tú, —Asevero filoso. Y los orbes mielinos brillaron de ira.

Catalina tomaba aire para responder a aquella ofensa ¿Un doncel aparecido de la nada se estaba enfrentando a ella? Eso debía ser una broma y no lo iba a permitir. Pero contrario a las intenciones de la mujer, Chris ya había tenido suficiente de eso.

—La única zorra ladrona aquí has sido tu Catalina. Hazte el favor de no compararte con mi doncel, porque no estás en lo más mínimo a su altura ¿Por qué no te marchas con la poca dignidad que te queda? No tengo intenciones de saber más de ti, —corto el varón. Y Castiel sonrió al fin triunfal.

Un gruñido escapo de los rojizos labios. La pareja ya estaba dispuesta a marcharse, sin darle más importancia a la mujer, sin embargo, ella no pudo hacer caso al inteligente consejo, y contrario a la petición de Christopher, chisto:

—¡Lo siento mucho cariño! Pues vas a saber se mí, quieras o no. —Y dicho eso, ordeno sus risos en la espalda y continúo su dirección, como si ella hubiese ganado la batalla.

Chris giro la mirada observando las torneadas caderas meciéndose de izquierda a derecha con toque provocativo. Sintió asco de sí mismo al pensar que alguna vez se creyó enamorado de una persona tan superficial y desagradable.

De pronto su mano fue aferrada por una delicada y suave mano. Es cierto, ya no debía pensar más en aquella mujer. Él tenía a su doncel, y eso es todo lo que importaba. Giro sonriente y se encontró con el rostro compungido de Castiel. Él simplemente ensancho la sonrisa, y beso los labios contrarios.

Torre de MarfilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora