Capítulo 25: ¿Sesión de fotos?

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Capítulo 25: ¿Sesión de fotos?

No podía negar que estaba nervioso. Había pasado toda la semana dándose ánimos para ese momento, quería parecer sereno y seguro de sí mismo, esperaba que Catalina notara que él no se intimidaba con su presencia.

—¿Estás listo? —Christopher se asomó desde la puerta de baño. Castiel en ese preciso momento se estaba acomodando a blusa.

—Sí, ya solo me falta despedirme de Theo, —aseguro el doncel. Su hijo ya estaba próximo a cumplir dos años, pero Castiel era incapaz de superar el alejarse de su nene, aun si fuese por unas pocas horas. Era difícil, pero fue razonable cuando Chris insistió en que el ambiente de este examen no sería apto para el hijo de ambos, por lo que tío Giulian y tío Daniel, se quedarían en casa con el consentido de la familia.

—Sera rápido amor. Además, está en buenas manos. —Chris se acercó, depositando una rápida caricia en los cabellos de su retoño —¿Te vas a portar bien con los tíos verdad? —Su hijo asintió vivamente y Chris le felicito con otra caricia que revolvió sus oscuros cabellos.

Bajaron al primer piso, lugar donde ya les esperaba Arthur, Clarissa también se había propuesto ir, pero una urgencia de trabajo termino impidiéndole enfrentarse a la mujerzuela que había engañado a su hermano. Finalmente, Arthur se había comprometido con ese rol, no solo para darle apoyo a su hermano, sino más que nada para acompañar a su cuñado el tiempo que Chris y la niña estuvieran tomando el examen.

—¡Estaba a punto se subir por ustedes! —Exclamo el mayor, acompañando la expresión con una de sus carismáticas sonrisas. —Vamos ya, que se nos hace tarde. —

La pareja de aludidos asintió, despidiéndose al paso de todos lo que se quedaban en la morada. El vehículo les esperaba afuera, por lo que no tardaron más de cinco minutos en partir.

Castiel llevaba las manos cubiertas de un sudor frio, a ratos movía sus piernas nervioso. Chris solo le acariciaba las rodillas, al tiempo que sostenía una conversación con su hermano.

El viaje a la clínica tardo aproximadamente veinte minutos, y una vez llegados, todo se hizo más real. Fabián, el abogado de la familia, les espera muy correcto en la entrada del edificio, traía un portafolio en la mano izquierda y haba por celular con la derecha, termino la llamada tan pronto los vio, y espero a que se acercasen para saludar a todos educadamente.

—Ya está todo preparado, Christopher. Catalina está en la sala de espera. Parece que la niña no sabe muy bien de qué trata todo esto, se ve un poco intimidada, parece que quiere irse rápido de aquí, —explico el abogado.

—Ya me lo imagino. Pobre criatura, una mujer como esa no debería ser madre, —expresó el empresario, dando su primer paso dentro del edificio. Nadie dijo nada a su comentario, pero todos tuvieron un acuerdo mudo.

Apenas cruzo la puerta de entrada tomo la mano de su doncel, y avanzo sin soltar de ella en todo el camino, esa fue la primera imagen que tuvo Catalina de ellos, una pareja fuerte y unida, que no logro intimidarla.

Se levantó de su silla con rapidez, en un movimiento delicado dejo su largo cabello a un costado, y tomo la mano de su nena para que también bajara del asiento. Observo a la pareja sin amilanarse ni un poco, al contrario, hizo un gesto despectivo hacia el doncel, y luego mostro una sonrisa confianzuda para Christopher.

El ambiente se había tornado instantáneamente tenso. Miel y olvida se encontraron en un choque intenso de miradas, donde nadie quería dar su brazo a torcer.

Fabián, quien fue el encargado de llevar todo el procedimiento a juicio, carraspeo un poco para llamar la atención de los presentes.

—Bien, el tecnólogo encargado les dará las instrucciones en esa oficina del fondo, luego tomaran las muestras y nos indicaran el tiempo de espera ¿Preparados? —

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