18 - Nuevamente en la familia

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—¿Que sucedió después de la fiesta?—preguntó ella—. ¿Sí sabías que en el puto momento que te acostaste con Matteo, el era mi novio?—dijo.

Asentí con cabeza, pero luego negué. No lo recordaba.

—El fin es qué semanas después...—baje la mirada—. Me di cuenta que estaba embarazada, embarazada de Matteo.

¡Ámbar!—grité con lágrimas en los ojos.

Ámbar apareció al final del pasillo con una cara que no sabría decir si era alegría o desesperación, yo sostenía el papel dónde tenia...

Positivo

—¡Ámbar estoy embarazada!—grité aterrada, para ella no era algo malo. Ella ya era madre, pero yo no quería esto, no ahora—. Voy a tener un hijo.

«Qué resultaron dos».

Emilia apretó la mandíbula.

—¡Fue antes que yo me fuese a Italia con él!—dijo—. ¡¿Por qué no corriste hasta Matteo cómo la victima?! Digo, siempre haces eso.

—Sí, fue exactamente dos semanas antes que Matteo llegase a despedirse de mí porqué se iba contigo.

Ella frunció el ceño, entre abrió la boca.

—¡Fue a verte antes de...—negó con la cabeza—. ¡Sigo sin entender porqué demonios no dijiste nada a él!

No respondí.

—¡Luna!—gritó.

—¡Porqué yo sabía que tú ya te fuiste embarazada de aquí! Sabía que tú no te embarazaste en Italia, fue acá, en Buenos Aires—grité—. Cuándo subiste a ese avión, el bebé ya estaba formándose dentro de ti, Matteo me lo dijo.

Su rostro era indescriptible, tenía la boca abierta, los ojos llenos de decepción y lágrimas que empezaban a formarse.

—T-Tu, lo-lo, tú lo sabias—dijo tartamuda—. Tú lo sabías y no dijiste nada incluso sabiendo que también esperabas dos niños de él—ella se llevo la mano hasta la cara, y se dejo caer—. ¿Por qué lo hiciste?

—Por tu hijo—respondí sin pensarlo—. Así que ahora lleva las cosas tranquila, no querrán perder un hijo, por segunda vez—dije, y empecé a caminar hasta la puerta—. Y una cosa más—me detuve.

Ella volteó a verme.

—No mendigues amor—dije—. Emilia, tú te mereces a alguien que te ame con cada latido de su corazón—sonreí y salí de ahí.

•••

—¡Me duele la cabeza!—dije, y solté mi bolso.

—Yo iré a dormir—anunció Ámbar—. ¡Alexis no molestes!—dijo antes de subir las escaleras.

El rostro de Alex era para morir de risa.

—Creó que subiré al cuarto de So...—dijo Alex—. De los gemelos—completó.

Y subió los escalones con su madre.

—¡Alex, te dije que no me siguie...

—¡No estoy subiendo por ti Mamá!—dijo, y ahora Ámbar quedó boca abierta observando cómo su propio hijo la ignoró.

Simón no estaba, seguramente fue a la cocina–su lugar favorito–. No era muy tarde, las ocho de la noche aproximadamente, pero seguramente la fiesta los había agotado.

1 | Todo lo hice por ti Where stories live. Discover now