47 - Celos II

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Me puse nerviosa sin querer, giré para ver a Michel que bajo la mirada.

—¿Estarás mañana en la mansión?—me preguntó Michel.

—Sí—dije.

—Bien—dijo—. Me voy.

Dijo acercándose a mí para darme un beso en la mejilla que se vió más que una simple despedida.

—Nos vemos—dije sin verlo.

Le di la espalda y al paso también lo hice con Matteo. Los pasos de Matteo se escucharon y supe que Michel ya se había ido.

—¿Por esto querías venir tú?—me preguntó.

¿Qué?

¿Está tratando de decirme que quise venir yo, por Michel?

—Claro que no.

—¿Cómo sabía que estabas acá?—preguntó serio.

—Vió mi auto saliendo de la casa, y me siguió.

Él pareció no creerme.

¿Enserio se podría de esa forma?

—¿Llevarás vos los documentos?—preguntó—. Ya es tarde, están esperándote para cenar.

Yo asentí y tome las hojas.

Pregunté algo para lograr sacar un tema de conversación pero ni siquiera respondió.

Él había traído su auto y entonces yo subí al mío, el iba delante mío y en el camino me marcó Michel.

¿Estás bien?

—¿Debería no estarlo?

Me refiero a Matteo...

—Oh, sí. Todo esta bien, creó.

¿Bien? Nada esta bien, Matteo jamás es así conmigo.

Lo siento mucho.

Escuché un montón de cosas hasta llegar a la casa.

Perdóname por favor, no eran esas mis intenciones—dijo, yo abrí la puerta.

—No es nada Michel.

Te dejo, hablamos mañana.

Descansa Michel.

Dije para colgar el celular, Matteo estaba viéndome con una cara que quería sacarme los ojos.

—¡Llegaron!—gritó Matías.

Esperaba que Matteo me llamase para entrar con el, sin embargo se pasó solo. Freddy venía bajando las escaleras.

—Luna.

—Freddy—dije.

—No te ves bien—dijo.

¿Se nota mucho?

—Es una larga historia, y creó que no tenemos tiempo—dije—. ¿Te parece si almorzamos juntos?

—Me encantaría–dijo.

Ambos sonreímos y entramos al comedor, me senté a lado de Matteo–cómo siempre–pero nunca me dijo nada.

—¿Dónde esta Sol?—pregunté.

Mi hija no estaba en la mesa, tampoco mi madre, ni Alexis, ni siquiera Livia había bajado.

—Están en la habitación, Zoe acaba de llegar.

—La niña se siente un poco mal—comentó Simón.

1 | Todo lo hice por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora