25 - Celos

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No podía estar pasando eso con Matteo, no podía ester celoso de Benicio.

¿En verdad ama a Emilia? O ¿solamente esta cabreado por la mentira tan grande que paso todos estos años?

No sé, y creó que ahora ya estoy más tranquila. ¡A quién engaño! Estoy más confundida que una pulga en un oso de peluche.

Matteo me pidió que lo dejará solo, que tenía que hacer unas cosas. No pregunté que era–aunque por dentro moría por hacerlo–ni me negué y lo dejé ahí. Sí, si y si estoy blanca de la maldita duda.

¿Dónde se metió? ¿Con quien esta? ¿Que hace justo ahora?

He tenido la tentación de tomar el celular y marcar a su número, pero no, NO NO. Matteo ya esta demasiado grande para tomar decisiones.

«Aunque desde siempre tomas las menos indicadas".

Escuché unos pasos acercarse a mi oficina, era una chica, por el peculiar sonido de los tacones. Me acomodé para parecer más formal y no una loca obsesionada y entonces la puerta se abrió.

—Luna—si voz parecía ¿agitada?—. Necesito un favor.

Me puse de píe, independientemente que no tenía que seguir actuando normal. Ahora la rubia me preocupaba.

—Habla ahora que me estás asustando.

—Mi madre...—Ámbar quería llorar—. Mi madre puede morir Luna...

¿Qué?

¿Qué pasaba con Silvana?

—Esta en el hospital desde hace dos días, algo funciono mal y su corazón está demasiado débil—explicó—. Necesito un favor.

—Sabes que estoy para lo que necesites—respondí.

Pero; ¿Qué clase de favor quería ella? ¿Dinero? Imposible, están demasiado bien.

—La hermana de mi madre, vendrá de Vancouver. Necesita sangre y ella es la única—dijo—. El problema es que ella esta conectada a un tanque de oxígeno y no puede quedar en un hotel, y el pent-house de mi  madre es demasiado chico para todos... quería preguntarte si pueden quedar...

—Si tu pregunta es qué si se pueden quedar en la mansión—yo me acerqué a ella—. Sabes que ahí también es tu casa, y no tienes porqué pedirme permiso para nada.

Ella sonrió y me abrazó.

«Ahora entendía porqué ví a Theo aquel día en el hospital».

—¡Eres la mejor, hermana!—dijo ella—. Tengo que irme, tengo mucho que hacer. Cuida y vigila a Alex en la cena, llegaré un poco tarde.

—No te preocupes—dije y volví a mi asiento.

Última semana de trabajo, y vacaciones sean bienvenidas. Pero con tanto rollo envuelto no serán un tanto vacaciones.

«Y pensar que hace un mes, Matteo no existía aquí».

El día transcurrió lento, tenía mil cosas en la cabeza y eso me estaba matando. No supe nada de Matteo, ni una llamada, ni con quien estaba. Absolutamente nada.

Quería mandarlo a la mierda, pero me puse en su lugar. Se fue con alguien que no amaba por una mentira durante más de cinco años. Pero Emilia tampoco tiene toda la culpa, yo también me callé.

Ahora mismo estoy entrando a la mansión, trato de poner mi mejor rostro para que los niños no me pregunten absolutamente nada.

Estoy por entrar, cuándo un auto desconocido me llamo la atención. Estaba aparcado en el jardín, era un auto lindo, sencillo pero lindo.

1 | Todo lo hice por ti Where stories live. Discover now