57 - Elige una niña

2.6K 230 104
                                    

—¿Embara

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

—¿Embara...—Matteo giró para verme—. ¡Luna!

No sabía exactamente cual era mi expresión en este momento, pero Matteo tenía una gran sonrisa.

—Tiene tres meses.

—¡¿TRES?!—gritamos Matteo y yo al unísono.

¿Tres? ¿Por qué jamás sentí nauseas? ¿Por qué no me ha crecido absolutamente nada del vientre?

—¿Seguro que tres?—preguntó Matteo.

—¿Por qué no se me nota nada?—pregunto.

—Bueno Luna, durante los primeros tres meses de embarazo, el útero permanece en la pelvis y eso hace que esté en una posición en la que difícilmente vos lo poder notar o se sentir—dice—. Pero igual en tu embarazo anterior, tenías a los gemelos a punto de sacarlos a la vida y tu vientre era... asombrosamente pequeño.

Era cierto, tenía dentro de mí a Sol y a Matías, s incluso una mujer con siete meses de embarazo de un solo bebé tenía el vientre más grande que yo.

Es asombrosamente pequeño, y según mi madre. También le pasó así conmigo, y con Freddy ¡quién sabe!

—¿Cuando sabremos el sexo del bebé?—preguntó Matteo entusiasmado.

El doctor sonrió por el rostro de Matteo.

—En un mes aproximadamente, en un mes podemos realizar la ecografía para saber con certeza si será un niño o una niña.

¡La trastada si es un niño! Sol terminará siendo un varoncito rodeado de tantos niños.

Los días pasaron, mi familia se volvió loca al saber esto. Matteo parece un niño y sin embargo a mi me aterra, yo no tenía planeado otro niño, yo no quería que pasara esto. Hace dos días llegué a la mansión, tengo prohibido los tacones y la ropa ajustada. Me tratan cómo a una muñeca de porcelana y eso me fastidia.

—¿Va a ser una niña mamá?—pregunta Sol arrugando la cara—. Son muchos niños ¿no crees?

—Sí—respondo.

Elige una niña.

Solté una carcajada.

—Sol, esto no es un pedido por mercado libre he, no puedo elegir qué será el bebé.

—¿En que color pensaste cuando lo estabas haciendo con Papá?

—¡Sol!—dije.

Ella empezó a reír.

—¿Si es niña cómo la llamaras?—pregunta Sol—. ¿Embolia?

—¡Oh! Pensé que ya habías olvidado eso—dije—. ¿No te cansarás de molestar a Emilia, cierto?

Ella empezó a reír nuevamente.

—¿La llamarás Lili?—me pregunta—. ¿Cómo la abuela?

—Sol, cuando sepamos si es él o ella, tú serás la primera en saber el nombre.

—¿Promesa?

—Promesa.

Sol brincó y se fue corriendo.

—¿Estás lista?—Matteo aparece detrás de mí.

Yo asiento.

—¿Segura que querés ir?—me pregunta.

—Matteo ya habíamos hablado de esto—dije—. Quiero hacerlo, no quedaré tranquila.

Matteo asiente.

—El auto esta afuera, esperándonos.

—¿No conducirás?

—Estaré más tranquilo si estoy observándote, al menos de lejos.

—No podrá ni tocarme.

—Aún así—dice—. Sabes cómo soy.

—Esta bien—dije—. ¿Puedes llevar mi bolso?

El asintió y caminamos hasta el auto, después de casi una hora el gran edificio se hizo visible. Tan amargo y tenebroso cómo una película de terror. Me adentré a ese lugar y dije su nombre.

Matteo me seguía serio, y pendiente de lo que hacía.

—Solo puede pasar una persona—habla el policía.

Giró para ver a Matteo y el sigue serio.

—Ellos están por llegar, esta atento—pido a Matteo.

Paso y me siento en aquella silla mientras observo lo que va a suceder. Aquel cristal que nos divide deja ver cómo se abre la puerta y entra Michel, empujado por otro policía, en una silla de ruedas.

—¿Ves cómo me dejaste?—pregunta en cuanto toma el teléfono.

—Tu lo provocaste—dije.

—¿A que viniste? ¿A burlarte por qué me dejaste así? ¡Para toda mi vida!

—Todo hubiese sido distinto, si tú hubieses actuado de otra manera.

Cierto es que después de todo aún sentí un poco de lástima cuando vi sus ojos reflejar odio pero también arrepentimiento, me dio lástima saber que todo hubiese sido distinto sin tan  sólo hubiese actuado de  la manera correcta.

Él era un buen tipo y con los años le tome un gran cariño, pasé muchos momentos buenos a su lado y siempre me apoyó antes de que apareciera Matteo. Siempre fue una parte importante en mi vida, en el aspecto de amistad.

Si tan solo hubiese aceptado eso.

—Tengo que decirte algo.

El no respondió, pero por su rostro estaba esperando que le dijera de que se trataba. 

—La chica que mataste—dije—. La misma que dejaste en la trasera de la mansión.

—¡Qué con ella! ¿Ya está muerta no?

—Tiene un hijo...

Su rostro cambió radicalmente, ahora reflejaba más interés.

—Un... hijo...

—Que también es tu hijo.

—¡Imposible!

—Es así.

—¿Dónde esta?—pregunta con lágrimas en los ojos.

—Con tu madre—digo.

El no dice nada y empieza a llorar.

—¿Por qué hiciste esto? ¿Para martirizarme más?

—No—respondí.

Matteo apareció con aquel pequeño en brazos. Un niño de dos años que no entiende nada de lo ahora verá.

—Su nombre es, Michael—dije.

Michel soltó en llanto y trato de hacer reír a su hijo durante un tiempo.

—Ten esto—dije entregándole una foto del niño—. Guárdala y cuídala, tu madre no te lo traerá nunca. Ella no te quiere ver a tí.

Michel bajo la mirada, y les juro que me destrozaba.

—Ve por última vez a tu hijo—dije para ponerme de píe.

—Luna no—dijo en un hilo de voz.

—Está será la última vez que lo veas a él, y la última que me verás a mí.

—¡Luna no, detente!

—Nos vemos en cuarentena años, Michel.

Dije y salí de ahí.

1 | Todo lo hice por ti Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora