48 - Los Valente

2.7K 231 43
                                    


No dejaba de besarlo, no quería dejar de hacerlo y al parecer el tampoco.

Lo cierto es que no sé cómo pase tanto tiempo sin una vida sexual activa siendo que ahora no puedo estar mucho tiempo sin Matteo, llega un punto donde me hace necesitarlo

Tenerlo

Abrazarlo

Besarlo

Todo.

Me encuentro recostada en la cama mientras tengo a Matteo encima de mí besándome, es un beso nada romántico más bien es de esos dónde declaras que solamente quieres eso...

Su mano baja y acaricia toda mi cintura pero mi pijama de seda no hace mostrar tanto su tacto, subo mis manos a su cuello atrayéndolo más a mí, me arqueo cuando sus besos van bajando cada vez más hasta mi cuello donde da pequeños suspiros que hacen estremecerme.

No sé en qué instante, Mateo me jala y quedamos parados frente a la cama donde me pega fuertemente en el mientras sostiene mi cintura, sus caricias van de mi cintura a mi cadera, Y bajo un poco más a mi pierna para llegar al borde de la bata de seda que me cubría el cuerpo, tiró de ella hacia arriba mientras yo alcé las manos para facilitarle. Me encontraba con el sujetador y las bragas solamente, Matteo echó mi cabello para atrás y fue dejando rastro de besos por toda mi clavícula, sus caricias subieron de mi pierna, a mi cintura y de mi cintura a mi entre pierna, sentí sobre la delicada tela de mis bragas su tacto hacia mi sexo, mordí mi labio superior mientras hacía un leve movimiento circular con alguno de sus dedos.

Era tan increíble lo que me hacía sentir con solamente... eso.

Poco a poco, a movimientos sumamente lentos y estresantes tiró de mi braga, teniendo pase directo para mi intimidad.

Matteo tomo fuerte mis caderas y caímos a la cama, ví cómo sus ojos se clavaron en los míos mientras con sus dedos, empezó a tocar mi sexo de una manera que me quería matar, era tan placentero.

Solté un pequeño gemido cuando uno de sus dedos entró a mí, cerre los ojos tratando de hacer esto mejor, cada vez fue introduciendo uno de ellos, a la vez que lo hacía el placer se incrementaba.

En un momento, Matteo agacho su altura y se dirigió a mis pechos, tomo a uno de ellos y lo tomó como una paleta.

Sin embargo estaba a punto de venirme, y Matteo ya estaba al tanto de eso.

Era mi turno.

Empuje a Matteo por el pecho y quedó parado frente a la cama, mientras yo quedé sentada frente a él. Le dí una ultima mirada y tiré del cinturón que traía, baje la bragueta del pantalón y consigo el pantalón también, noté como la tenía dura y lista para mí. Metí mi mano dentro de su shorts y la saqué, me acerqué un poco más haciendo que Matteo soltara un gruñido de placer cuando la lleve conmigo hasta mis labios.

No soportó más cuando me tiró a la cama, y sin más se introdujo en mí.

Después de eso, llegamos al punto y el se retiró, el calor estaba sofocándonos, sin importar la hora nos metimos a la ducha para luego caer completamente rendidos en la cama.

El sueño no tardo en vencerme.

Luna.

Escuché una voz en el fondo, pero no veía a nadie.

—Hija.

Era ma voz de mi abuelo, Alfredo.

—Abuelo, ¿Dónde estás?

—Luna, tus padres.

—Ellos están en la casa, abuelo. Con mis hijos—dije—. ¿Dónde estás?

—Los Valente, Luna.

—¿Qué pasa con ellos? ¿Han hablado?—pregunté.

—Los olvidaste, ellos te dieron años de su vida.

Me quedé callada, ¿Por qué me decía eso? Desgraciadamente es cierto, los negocios de ellos y mis cosas me han aislado de ellos.

—Luna...

Giré rápidamente para ver a mi abuelo, estaba detrás mío con las manos en la espalda.

—Tenes que ir por ellos... el esta loco.

—¿Loco?

—No solo nosotros estamos en peligro con el intruso de la mansión. Monica y Miguel también.

¿QUÉ?

No, no no. Mucha distancia nos separa y no tienen porque meterse con ellos.

—Tenes que detener esto.

—¿Detener qué? No entiendo nada, todo es tan confuso.

—Nos tienes a nosotros...

Me señaló la puerta que llevaba al jardín.

Estábamos todos, reíamos mientras los niños corrían, Andy parecía un poco más mayor cómo todos los niños, había otro niño ahí que no reconocí. Mi mamá, Monica también estaba ahí, todos estábamos tan felices. ¿Por qué hay dos yo? ¿Por qué me estoy observando a mi misma sonreír?

—El amor de familia puede vencer la obsesión de él.

¿ÉL QUIEN?

—Y ser la familia tranquila y feliz, que tanto hemos luchado por ser.

Mi abuelo se acercó y tomó mi mano.

—Hazme disfrutar mis últimos momentos de vida, que mi reloj está por detenerse.

—No.

No, mi Abuelo aún no se va. Tiene que ver muchísimas cosas aún.

—Tenes que detener esto, tienes que hacerlo ahora—dijo y saco la fotografía de su bolsillo.

No.

Era la mansión de Cancún.

Incendiándose.

—Puedes salvar a tus padres, puedes salvar a tu familia... al menos ahora.

.
.
.

1 | Todo lo hice por ti Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz