37 - Número sesenta y siete

3.6K 248 36
                                    

—¿Entonces? ¿Tu noche estuvo taaaaaan cansada?—preguntó Fernanda con sarcasmo—. ¿Segura que solamente es por el viaje?

Una sonrisa se formó, mientras se llevaba a la boca el trozo de manzana con miel que había pedido, ¿Por qué es tan preguntona esta mujer?

—Fer, ¡Sí! Llegamos en la madrugada—dije—. ¿Acaso tu no estás cansada?

—Esta bien—dijo—. ¡Maldita sea! Es cómo la décima cámara que su flash casi me deja ciega. No es buena idea salir contigo.

—¡Oye!

—No te dejan ni comer dos manzanas en cuadros, ¿A esto le llamas vida?  Yo no podría.

—Y súmale dos niños a la cuenta—dije—. Un hermano desaparecido, tu mejor amiga saliendo de un círculo de llantos, tus padres ocultándote cosas, tener a cargo una empresa...

—Y yo quejándome porqué tengo que hacerle de comer a Thiago.

Ambas empezamos a reír, pero le duró poco el gusto cuando salió corriendo nuevamente al baño.

—¡Cuidado!—dijo Matteo cuándo ella pasó corriendo a su lado—. Y a ella que le pasa, ¿le hizo mal el queso?

Yo reí.

—Creó que sí—dije y sentí cómo me dió un beso en la cabeza—. ¿Crees que sea el queso?

El puso un rostro de "Y si no es eso ¿qué?".

—¿Qué más podría ser?—me preguntó.

—No sé, tal vez, este... ¿Embarazada?—dije.

Y el negó.

—Pero será mejor que no digas nada, podrías ilusionarla—dijo—. Sé que fue el queso.

—¡Ya deja el queso Matteo! Ten siquiera un poquito de esperanza.

—¡Bueno perdón!—dijo y empecé a reír—. ¡Ey! ¿Estás cansada?

Preguntó cuando solté un bostezo.

—Sí.

—¿Por qué? ¿Acaso no descansaste?—preguntó pícaro, yo le hice una mala cara.

—No, no descanse. Porqué llegué a España a las tres de la madrugada y llegando, a alguien se le ocurrió tener... sexo.

Él empezó a reír.

—Pero no niegues que te gustó, y mucho.

Ahora yo empecé a reír.

—¡Te dije que no te comieras él queso!—venía Thiago regañando a Fernanda—. Pero vos nunca me haces caso.

—¡Ya cállate!—respondió ella.

Empecé a reír y en ese momento me pasaron la lasaña que había pedido, en cuando esa cosa que de por si me encantaba entro a mi boca, quedé aun más enamorada.

¿Quién había hecho eso? Enserio, podría comer de esto el resto de mi vida.

Después de eso, cuando él mesero llegó, pregunté por la cocinera, pero entonces supe que era un chico, y que al parecer acababa de salir por más condimentos. Me faltaba una semana entera acá, esperaba verlo, conocerlo, y posiblemente ofrecerle el mejor trabajo de su hija.

La historia podría volver a repetirse, casi idéntica cuándo yo llegué a Buenos Aires.

Todo el día pasamos buscando alguna pista, llegamos hasta la dirección que tenía. Era una casa algo grande, muy colonial con puertas de madera y colores neutros como el resto de las otras. Matteo tocó esta puerta, y yo me puse demasiado nerviosa.

¿Y si el sabe que es parte de nosotros?
¿Si piensa que lo abandonaron?
¿Si nos odia?

Mis nervios se iban cuando nadie abría esta puerta, pero con ellos también se iban mis esperanzas.

Después de un rato, decidimos dejarlo ahí, siendo sincera tenía la esperanza de encontrar a alguien en esta casa, no exactamente al que venía buscando, pero si alguien que pudiera ayudarme con alguna pista o que lo conociera, pero nada de eso había encontrado.

Conciente de que no había encontrado a nadie le di la media vuelta y estaba por empezar a caminar junto a los chicos, cuando la escuche;

—¿Buscaban algo?— una anciana de cabello blanco apareció entre las puertas, inmediatamente me acerqué y pensé que era la vieja amiga de mi abuelo.

Sin embargo y como siempre no supe que decir, Matteo hablo y no puse atención exactamente de lo que dijo. Pero sé que no tenía ni idea de quién diablos era Freddy Benson, pues la conversación fue muy corta.

—¿Seguros que era esta casa?—preguntó Thiago.

—Sí, número sesenta y siete.

—No sé porque aveces siento que esto es solamente una pérdida de tiempo—dije.

Los chicos empezaron a decirme cosas para que no me desanimara, pues sabían que lo que había dicho tenía mucho que ver con que no encontré nada de lo que tenía planeado encontrar, pero es que por una parte tenía un poco de razón lo que acaba de decir. ¿Después de veintiséis años pienso encontrarlo? Creo que me porte demasiado egoísta al no dejarle este trabajo mis padres, después de todo ellos son los padres de él también.

Pero por una parte me preguntaba, ¿Cómo es él? ¿Se parecerá a mi padre? Me preguntaba que era de su vida en estos momentos, si sabía de nosotros, o no tiene ni la mínima idea que su verdadera familia es dueña de una de las empresas más importantes de todo el mundo. ¿Estará casado? ¿Tendrá hijos?

En un momento muchas preguntas llegaron a mi cabeza, muchas ideas, muchas teorías, y es que las cosas a veces son tan obvias que la tenemos frente a la cara y no nos damos cuenta de eso.

¿Y si en verdad esta vivo?

¿Y si resulta ser alguien que ya conozco? ¿Alguien que ha estado cerca de nosotros todo este tiempo?

.
.
.

¡QUE QUIEREN QUE OCURRA!

¿Quien es el hermano de Luna?
¿Esta vivo?
¿Esta cerca?

NO OLVIDEN VOTAR Y COMENTAR PARA EL SIGUIENTE CAPÍTULO ❣️

1 | Todo lo hice por ti Where stories live. Discover now