1 | Todo lo hice por ti

54 - ¿Cómo estás Balsano?

El auto se adentra lo más rápido posible por la entrada trasera de la mansión, disparos se escuchan y temo por lo que adentro esté sucediendo. Tengo la mirada puesta en Luna que baja corriendo y abre la puerta que dirige a la cocina.

—¡Luna!—la grito pero no se detiene.

Luna suele ser tan terca que no piensa que puede terminar esto aun peor si piensa que puede sostener balas con la boca. Es cierto, mis hijos están en alguna parte de la mansión, ahí adentro con quien sabe quién. Pero sé que están a salvo, puedo sentirlo.

—¡Joder Luna!—grito y la jalo del brazo—. Por primera vez en tu vida escúchame.

Luna tiró de mi agarré.

—¡Por primera vez en tu vida deja de dar ordenes!—me grita de vuelta.

¿Es enserio esto? ¿Esta de coña?

—¡La vida de nuestros hijos esta en peligro!—la volví a jalar—. Y puede depender de vos y de mi salvarla.

Luna estaba molesta, lo sentía.

Fuertes disparos se escucharon, al parecer era en el jardín.

¿Que clase de problema es esto? ¿Acaso la familia Benson esta metida en problemas sucios y esto es una venganza? No, no lo creo.

—Tenemos que llamar a la policía—dice ella—. Esto me aterra.

—¿No crees que ya están por llegar?—pregunté—. Ámbar es tan precavida—dije.

Y era cierto, Ámbar tenía su mal lado, que era su mente fría. Eso la caracterizaba, era muy calculadora y jamás se le iba un pájaro de las manos. No dudaba que así sería esta vez.

—¿Y si no?

—Estoy seguro que sí.

—¡Tenemos que ha...

—¡Shh!—tape la boca de Luna y bajamos la altura, alguien se aproximaba—. Cállate—dije.

Voces se escuchaban, voces que jamás en mi vida había escuchado. Los pasos son rápidos y Luna esta nerviosa.

—¡No están por ningún maldito lado!—gritó uno.

—Ni siquiera los mocosos.

—¿Y la mamá?—pregunta otro, se referían a Luna.

—No esta en la casa, salió con el esposo.

Bien, me alegra que aunque sea sepa que Luna tiene a alguien. No soy en sí su esposo, pero en algunos meses si.

Si es que salimos vivos de esta.

Escucho como uno de ellos se aleja, uno seguía ahí.

—¡Matteo!—gritó Luna cuando salí de ahí y quité la pistola que tenía el hombre.

—¿Quién te ha mandado?—pregunté—. Responde, ¿quien te ha mandado?

Luna temblaba, no sé qué hacía pero tomo una llave.

—¿No vas a hablar?—pregunté.

—Van a morir—dijo él—. Somos muchos y ustedes ¿qué?

—¿Quién te ha mandado?–pregunté.

—Michel Cabos—dice. No lo pienso y le doy un golpe entre el cuello y la cabeza, cae inconsciente, Luna me llama y lo metemos a lo que sería el cuarto de aseo. Esta pone llave, tomo su mano y cargo la pistola.

Ni siquiera la tenía lista.

¿Que clase de matones son estos?

—Tengo una en mi antigua habitación.

—¿Quieres ir por ella?—pregunté.

—Es la única ocasión dónde podría usarla. No esta de adorno Matteo.

Con cuidado, jalo la mano de mi Luna mientras voy atento a cualquier movimiento. Fue un enorme camino que sentimos llegar a la antigua habitación de Luna, esta abrió un cajón y saco una C96. ¿Enserio Luna sabe usar esto?

—¿Enserio? No conocía ese tu lado.

—En realidad no conoces a ninguna chica hasta que se convierte en madre—dice—. Y sabe que tiene que hacer todo, todo por defender a sus hijos.

Luna brinca y se acerca a mi cuando muchos disparos se escuchan. Me asomó a la ventana y demonios... hay una rebelión en en el jardín.

La policía está acá, afortunadamente.

El juego esta comenzando.

Mi celular suena y lo tomo rápido para callarlo, era Simón.

—Por favor díganme que no están en la mansión—era Ámbar llamando por el número de Simón.

—Estamos en la habitación de Luna.

—¿Qué? Maldita sea, ¡Salgan de ahí!

—No podemos—digo—. ¿Dónde están ustedes? ¿Todos están bien?

—Estamos en la habitación de Lili, es una parte que ni siquiera yo reconozco.

—La policía está acá.

—Lo sé.

—Ya están entrando a la casa, cúbranse.

—Cuídate de Michel, él está acá.

NO.

¿ÉL?

Esperamos unos minutos para salir, iba cuidando la espalda de Luna mientras nos dirigíamos a la habitación. Sabías que los cuerpos de seguridad estaban haciendo su trabajo, pero la casa parecía estar solitaria.

Luna se pasa y me tranquilizo cuando vemos a Rey, el también va con ella pero en eso.

—No te muevas Balsano—escucho mientras siento que algo toca mi cabeza—. No los llames.

Observó como Luna y Rey se alejan, tratando de ser cautelosos doblan y se desaparecen.

Levanto las manos en forma de resignación y giro en mi eje y veo cómo Michel sonríe sosteniendo la pistola que ahora apunta a mi frente.

—¿Cómo estás Balsano?

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