BAD BOY || KookMin

BAD BOY 4

—Jimin, por favor— volvió a llamarlo Taehyung, sin embargo el peli rosa seguía adentro del baño sin querer abrir la puerta.

—Estoy enojado.— respondió y Taehyung reprimió las ganas de gritar un "Oww" con todas sus fuerzas.

—Prometo que no hablaré más de él.

Hubo un breve silencio hasta que Jimin por fin abrió la puerta y miró a su amigo fijamente.

—¿Lo prometes?

—Si, lo prometo bebé.

Las mejillas del más bajito se tiñeron de rosa y frunció el ceño.

—No me llames así.

—¿Bebé?— Jimin asintió— ¡Oh, ya entiendo!... Únicamente tu novio Jungkook te podrá llamar así.

Las mejillas del peli rosa tornaron un tono carmesí y Taehyung comenzó a reír.

—¡No me molestes!

—¡Uuu! ¡Jimin y Jungkook son novios!

—¡Tae!

—Lo lamento, ya no diré nada sobre tu futuro marido.

Jimin rodó los ojos y en ese momento se arrepintió de haberse hecho amigo del chico que bailaba frente a él mientras decía cosas sin sentido.

—Eres un tonto.

—Si, si, pero aún me quieres ¿O no?

—Por desgracia.

Ambos sonrieron y finalmente salieron del baño, aunque después de un rato tuvieron que separarse, pues hacía tan solo unos días, Jimin se había ofrecido a ayudar en la dirección, especialmente cuando escuchó que últimamente tenían problemas, y como a él le gustaba ayudar siempre, decidió ofrecerse a trabajar unas horas después de clases.

—No sabes lo mucho que te agradecemos esto— comentó la secretaria, con quién estaba reorganizando unos documentos.

—No hay nada que agradecer, lo hago con gusto.

—Eres un verdadero ángel— dijo la mujer mientras se alejaba con varias carpetas ya organizadas para acomodarlas en los estantes.

Jimin sonrió un poco avergonzado y siguió con su labor, hasta que de pronto escuchó a alguien entrar a la oficina.

Se giró levemente creyendo que se trataba de la otra secretaria, pero su corazón comenzó a latir rápidamente tras encontrarse con la sorpresa de que la persona que había entrado era Jeon Jungkook.

El muchacho de cabellos negros lo quedó mirando fijamente sin decir absolutamente nada, aunque ante aquellos ojos y mirada profunda, Jimin sintió como si sus piernas fueran a fallar en cualquier instante. Se sentía intimidado, pero de alguna manera también se sentía emocionado de verlo.

—¿Qué haces aquí?— fue lo primero que preguntó el azabache tras terminar de examinarlo con la mirada.

—Y-Yo... Me ofrecí a ayudar— murmuró apenas audible.