Capítulo VI: Señor, hay una sotabarba en mi sopa.

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Pasaba los canales con rostro aburrido, tumbada boca arriba sobre el sofá mientras toda mi sangre subía hasta el cerebro. ¡No había absolutamente nada! Casi todas las cosas que pasaban eran documentales sobre animales apareándose, programas en los que las personas solucionaban sus falsos problemas en frente de un público y películas adolescentes con tramas totalmente descerebradas y muy poco originales.

Como he dicho, nada interesante.

¿Qué podría haber de interesante en ver cómo una púbera decidía que quería dejar de ser virgen porque iría a la Universidad dentro de poco? Como si me importara su vida sexual. ¿Qué sobre Bob Esponja o El pato Donald? La falta de lógica en esas series hacía que los niños pensaran que no colocarse pantalones durante todo el jodido día, pero enrollarse una toalla alrededor de la cintura cada que tomaba un baño fuese normal. O el que exista una playa dentro de una playa... ¿De qué se trataba todo eso? ¿Una especie de Inception o algo por el estilo?

Diablos. Ver hacia dónde había llegado a parar la televisión americana me daba ganas de meterme el dedo en la garganta y vomitar hasta llorar. Y había que ver que yo no lloraba por nada...

La última vez que lloré fue porque había nacido.

Salir de la vagina de una persona para ver a millones de personas con mascarillas en sus rostros observándote era algo lo suficientemente aterrador, también. Me hacía preguntarme por qué las personas no habían hecho películas de horror sobre eso en vez de chicas púberas volviéndose locas en una ciudad de locura, o seis adolescentes yendo a una cabaña en medio de un bosque más que neblinoso con la suficiente inteligencia como para pensar que estar en un bosque desértico y a cien mil millas de distancia de cualquier civilización parecía buena idea.

En cualquiera de los casos, yo de todas formas terminaba muriéndome como ellos al no encontrar nada interesante que hacer. Era miércoles por la noche, Sarah había salido de la habitación alegando que tenía una cita con éste chico que compartía clase de artística con ella, y Maggie estaba con su dichoso Cameron haciendo Dios sabe qué cosas mientras que Paz se había negado a tener una noche de chicas conmigo porque el rubio se había atrevido a invitarla a tomar un café en uno de los tantos puestos de la academia ya que no podían salir a ningún lugar a menos de que sea fin de semana. Harry no era miembro de esta ecuación, y mucho menos luego de la chuscada que me hizo ayer por todo el campus.

Lo que me resumía a mí en mi soledad.

¿Cumpliría con la suerte de encontrarme a Hardcox conectado? No habíamos establecido horarios en los que podríamos hablar, y es que yo sencillamente aprovechaba los momentos en los que no se encontraban las chicas merodeando para poder escuchar Can You Feel The Love Tonight sin avergonzarme de estar escuchando Can You Feel The Love Tonight. Sólo crucé los dedos, y deseé que tuviese el teléfono con la página activada las veinticuatro horas del día...

Tipeé rápido en el teclado, y ni siquiera tuve que terminar la palabra Dating Who cuando el mismo Google Chrome sugirió la página por mí. Presioné enter, mordisqueando mi labio inferior un tanto nerviosa como si estuviese a punto de reunirme con el presidente de los Estados Unidos, pero una sonrisa instantánea cruzó mi rostro cuando escuché el...

Tilín.

             "Hardcox: Pensé que tendría que rastrear tu computadora o lo que sea para conseguir charlar contigo, LadyLigeia."

             "LadyLigeia: ¿Acaso estás detrás del computador esperando a que me conecte como un acosador? Eso no habla muy bien de ti, Hardcox."

             "Hardcox: ¿Qué puedo decir? Lo último que dijiste fue que hablaríamos mañana."

             "LadyLigeia: No he tenido unos muy bonitos días."

             "Hardcox: ¿Se puede saber por qué?"

Una pequeña sonrisa cruzó mi rostro, suspirando antes de teclear con mis dedos veloces: "LadyLigeia: Invítame un trago primero."

           "Hardcox: Muy graciosa." Y a los segundos un mensaje con un 'Hardcox ha enviado una foto' apareció por el servidor antes de que se cargue, saliendo una jarra de cerveza del tamaño de Bao Xishun con un hombre vestido de leprechaun ofreciéndomelo con un guiño. Y lo que escribió debajo de eso me hizo carcajear: "¿Es suficiente?"

             "LadyLigeia: No soy muy dada a la cerveza. Sólo buscaba molestarte."

            "Hardcox: ¡Con que esas tenemos! Te haré escuchar Your Song cien veces al día nada más para que sepas lo que es bueno."

          "LadyLigeia: Uh, qué miedo, escuchar a Elton John hasta que lo aborrezca definitivamente." Fue lo que le envié de regreso, dibujándose una sonrisa en mi rostro. "Hablemos sobre cómo diablos ibas a rastrear mi computadora. ¿Acaso intentas hacerme huir lejos de ti y gritar por mi bienestar?"

             "Hardcox: Te diré si me dices qué te ha tenido de malas. ¿Aceptas el trato o aceptas el trato? Responde con honestidad, LadyLigeia. Háblame como si lo estuvieses haciendo con Al Capone."

             "LadyLigeia: No es una forma muy bonita de hablarle a una persona, Hardcox. De todas formas me siento con ganas de contarte lo que me ha sucedido... Es un secreto. ¿Prometes no decirle nada a nadie?"

             "Hardcox: Pinky promise."

Una risotada escapó de mi boca, bufando antes de rodar mis ojos. Me imaginaba a una gran mancha oscura haciéndome la promesa del meñique y no era lo más masculino del mundo, si somos sinceras.

             "LadyLigeia: Me ha crecido una sotabarba."

             "Hardcox: ¡Imposible! El primer día te pregunté si acaso eras un hombre y dijiste que no... Confié en tu palabra, LadyLigeia. De todas formas podemos hacer que te afeites esa papada y creo que no tendré ningún problema; Estados Unidos en su máximo esplendor ha aceptado el matrimonio gay."

Observé a la pantalla sin saber qué decir, cuando otra carcajada escapó de mi boca y respondí: "LadyLigeia: Yo también confiaba en tu palabra cuando dijiste que no eras gayceable."

             "Hardcox: Eres la única persona que logra soportarme. No puedo darme la virtud de dejarte correr y traer la posibilidad de ser un soltero con gatos por el resto de mi vida."

             "LadyLigeia: Es demasiado hipster como para funcionar."

             "Hardcox: ¿Estás diciendo que soy hipster?"

             "LadyLigeia: No, estoy diciendo que eres anti-Ofelias y por lo tanto no puede funcionar. Por otro lado, sospecho que los hipsters se están adueñando de los gatos erróneamente y se llevarán una sorpresa cuando ocurra una matanza con garras en manos. De ninguna manera terminaría bien."

             "Hardcox: Y por eso necesito mantenerte aquí. ¿Ves?"

             "LadyLigeia: No puede gustarte las canciones de Elton John y esperar que la gente te tome en serio. Todos huirán tarde o temprano, Hardcox."

             "Hardcox: ¿No me dirás qué te sucedió o sí?"

             "LadyLigeia: Esta muñeca se va a empacar ;). Adiós."

Hardcox está escribie...

Presioné desconectar cuando con una carcajada me alejé, y agradecí hacerlo porque un segundo después entró Maggie con un suspiro y se hundió en su cama.

—Cameron quiere hacerlo oficial... ¿Qué es tan gracioso?

—¡Nada! Un... eh, un tuit que vi.—Abrí disimuladamente la página de Twitter, cuando mi amiga quitó su brazo de sus ojos y me observó con una ceja alzada, antes de soltar otro soplo y levantarse a coger una botella de agua de nuestra nevera.

—¿Quieres ir a caminar, Pukie?

—Seguro.

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Dating WhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora