No sabía cuan grande era mi capacidad de amar hasta que me enamoré de ella, pero no podía dejar que descubriera mis sentimientos. No estaba preparado para ser el hombre que toda mujer necesita.
De algún modo ya estaba enamorado de la libertad y eso...
Amanda fue la causante de todo el dolor que me acompañó y que me sigue acompañando. No pude hacer nada para evitar la muerte de mi hijo y haber perdido aquella criatura sin conocerla, había roto en mil pedazos lo mejor de mi. Amanda fue la primera mujer a la que amé con deseo y locura, solo a ella le entregué mi vida por completo. Quería formar una familia a su lado, pero ambos éramos demasiado jóvenes para tal compromiso. Ella quedó embarazada y cuando lo supe, mi instante se volvió locura de tanta felicidad, pero para ella aquel episodio fue lo peor que podía pasarle. Pensó mucho en todo lo que podía perder si llegaba a tener un hijo. Fuimos juntos al médico y cuando vi su primera imagen mi vida se llenó de magia al imaginar mi mano sosteniendo una mano aún más pequeña. Tan feliz estuve que no veía la hora de formar una hogar; juntos los tres. Amanda, mi hijo y yo.
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