No sabía cuan grande era mi capacidad de amar hasta que me enamoré de ella, pero no podía dejar que descubriera mis sentimientos. No estaba preparado para ser el hombre que toda mujer necesita.
De algún modo ya estaba enamorado de la libertad y eso...
La última vez que nos vimos fue el día que fui a una tienda en busca de un obsequio para Andres. Ya teníamos 5 meses de estar saliendo y quería recompensarletodo el tiempo que llevaba a mi lado aguantando mis cambios de humor. No me percaté de su presencia hasta en el momento en que estuvimos demasiado cerca, justo en el instante en que nuestras manos se rozaron al coincidir en un libro que en algún momento leímos juntos. Tonto destino poniendo a prueba un amor que no logró superar un tan solo obstáculo. En cuanto nuestras miradas coincidieron sentí como mi piel se sonrojada y sus labios inquietos parecían querer acercarse a los míos. No lograba comprender como era posible que dijera que no me amaba si su manera de actuar cuando me tenía frente a él era como si deseara gritarle al mundo que me estaba enamorado de mí.
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