Capítulo 21-Harinita.

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Antes de llamar a la puerta, me coloco el pelo de manera que disimule un poco el golpe de la mejilla, por favor que no me lo vea.
Timbro y espero unos segundos hasta que se abre la puerta y aparece un Marco manchado de harina de los pies a la cabeza.

-Hola guapa.

-Hola simple, ¿Se puede saber que te ha pasado?-pregunto riendo.

-Claro, pasa y ve a la cocina.

Me quito el chaquetón y lo dejo encima del sofá. Marco me mira y abre sus brazos para que lo abracé, pero niego con la cabeza y le señalo el cuerpo entero. No pienso abrazarle estando así de manchado. Suelta una carcajada y me guiña el ojo mientras que se dirige a la cocina.
No puedo con este chico de verdad.

Entro a la cocina y si pasara Chicote y viera la que hay liada aquí alucinaria pepinillos.
Hay dos batidoras con lo que parece un intento de chocolate negro tiradas en la encimera, una masa de harina "circular" porque más bien tiene forma de patata, harina por el suelo, una masa de galletas trituradas al borde de la encimera que se va a caer en cualquier momento...

-¿Que estabas intentando hacer Marquito?-pregunto riendo mientras observo todo lo que hay liado.

-Bueno es que...-empieza a decir tímido mientras se rasca la nuca-Es que Isco me contó que tú postre favorito es la tarta de tres chocolates y la estaba intentando hacer para sorprenderte, pero me da a mí que los postres no son mi fuerte y como he venido tarde del entrenamiento y demás, he empezado a hacerlo todo muy rápido y...

Sin pensármelo dos veces me lanzo a sus brazos a abrazarle aunque me manche entera de harina. Chad y Yuri únicamente son los que intentan darme una sorpresa o algo por el estilo.

-Oye Lexa, que te están estoy manchando de harina.

-Me da igual Marco, mánchame de lo que quieras-contesto pegándome más a él.

-¿Estás segura de lo que has dicho?-pregunta pícaro y le doy una colleja-¡Oye!

-No seas guarro, venga que te ayudo con la tarta anda.

Abre un cajón y me pasa un delantal para que no me manche, pero al final no sirve para nada porque empezamos una guerra de harina entre los dos en la cocina alrededor de la isla. ¿Y nosotros somos adultos? Nos comportamos como críos por favor, pero me encanta. Cuando estoy con él me olvido del resto del mundo.
Ahora mismo estoy huyendo de él en la cocina porque le he tirado medio saco de harina por encima. Corro alrededor de la isla hasta que tropiezo con el cable de la batidora, y si no llega a ser por los reflejos de Marco ahora mismo estaría en el suelo.

Me pone enfrente suya y me quita un mechón de la cara poniéndolo detrás de mi oreja.

Mierda, el golpe en la mejilla.

Sonríe y me da un beso en la frente. Creo que con tanta harina no se ve, menos mal.

Y ahora pasa de mi frente a mis labios, me encantan sus besos, son mi droga favorita...Aunque mejor dejo las drogas a un lado.
Pongo mis manos en su pecho y me separo de sus labios y junta su frente con la mía.

-No se que es lo que tienes rarita, pero me encanta.

Bajo la cabeza tímida y me abraza.
Joder, que se supone que yo he venido a decirle que no podemos seguir juntos, pero me lo está poniendo difícil, muy difícil.

-¿Te das una ducha y pido una pizza?

-Si claro, pero dame algo de ropa por favor.

Asiente y me coge de la mano.
Salimos de la cocina y subimos las escaleras para ir directos a su habitación. Abre el armario y me dice que coja lo que quiera. Sale de la habitación y cierra la puerta.

Bueno, pues cotilleemos su armario. Tiene las camisas planchadas y colgadas sin ni una arruga. A la izquierda tiene ropa mas bien para salir e ir formal, a la derecha tiene chándals y ropa de hacer deporte. Pillo un pantalón de chándal largo y la camiseta de España, aunque me da a mí que el pantalón me va a quedar enorme, pero menos mal que sus camisetas me tapan el culo.

Se podría decir que su baño es como mi habitación de grande, tiene una ducha y una bañera de hidromasaje. Mientras que me ducho me fijo en todas las cremas y champús que tiene el niño. Para que luego digan que las mujeres somos complicadas, porque no han visto la de botes que tiene este hombre aquí, parece que ha robado media tienda.

Termino de ducharme y cuando salgo me pongo la ropa, le he tenido que dar dos vueltas al pantalón para que me sirva. ¿Donde tiene este hombre el secador? Tengo el pelo empapado. Es normal, acabo de salir de la ducha. Me ha costado bastante quitarme la harina de encima.

-¡Marco!¿Donde esta el secador?

-¡Lo tengo yo!¡He aprovechado y me he duchado en el baño de invitados!¡Ahora te lo llevo!

Parezco un perro mojado con el pelo como lo tengo.
Escucho unos pasos y se abre la puerta.

-Aqui tienes, las pizzas vienen en veinte minutos-dice sonriendo dándome el secador.

-Estupendo.

Sonríe y me da un beso en la mejilla. Me encanta que sea tan cariñoso siempre.
Pone una cara extraña y se queda mirandome.

-¿Que?-pregunto sonriendo enchufando el secador-¿Que te pasa simple?

Empiezo a secarme el pelo y se acerca a mi cara. ¿Que coño le ocurre a este ahora? ¿Acaso soy un alien y me está haciendo un reconocimiento? Quita el enchufe de la pared y me quita el secador.

-¿Me puedes decir que te pasa?

Se cruza de brazos y me mira enfadado
-¿Me puedes decir tú qué significa el moraton que tienes en la mejilla Lexandra? Y no me digas que te has vuelto a chocar con la puerta del garaje porque no cuela ¿Quién te ha hecho eso?

-No es nada Marco.

-Y una polla, ¿Quién coño te ha hecho eso? Que voy y le reviento.

-Nadie...

-Lexandra por favor, dime quién ha sido y voy a su casa a partirle la cara ahora mismo.

-Pues se la vas a tener que partir a mi padre.

Es parte de mi vida. Marco Asensio.Where stories live. Discover now