Capítulo 10

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Habían pasado un par de días y la relación entre Calle y Tille se había convertido en un incómodo intercambio de mensajes casuales. Daniela no dejaba de darle vueltas al asunto pero al parecer su mente simplemente había decidido desconectarse del mundo esa noche en casa de Arístides. Por más que trataba no había ni una sola imagen que explicara lo que había pasado, su cabeza era un lienzo en blanco.
El tema era delicado y la morena sabía que debía hablarlo con alguien externo, por eso recurrió - inteligentemente - a su terapeuta. Habían tenido la sesión más larga en el historial de Calle y aún así no había resultado ser muy productiva. Lo único que habían logrado había sido hacer un montón de suposiciones sin tener una sola pista de cuál suposición podía convertirse en una realidad. Quizás a la chica le había bajado la presión, se había quitado la ropa porque sentía que le faltaba aire y luego se había desmayado, pero eso no explicaba la pérdida de memoria. Quizás una secuela del accidente era que, inconscientemente, su cerebro hacía corto circuito y por algún motivo dejaba de recibir información o no lograba interpretarla. O quizás Tille no era quien decía ser y usó su fachada de buen amigo para drogarla y aprovecharse de ella.
El terapeuta le había mandado a Dani una orden para realizarse un par de exámenes que descartaran alguna anomalía en su cerebro, otros para descartar que hubiera presencia de alguna droga en su sangre y le había pedido que hablara con su mamá y le explicara lo que estaba pasando, después de todo hacerse unos exámenes porque sí no era algo nuy normal.
Ya en el carro la chica aceptó que tarde o temprano le iba a tener que explicar a su madre lo que estaba sucediendo.

- ¿Qué pasa Dani? - Mafe intuía que algo estaba mal - Llevas ya un par de días así.

- ¿Así cómo? - Calle intentó evadir la pregunta.

- Triste, como ausente - le explicó - ¿Tuviste algún problema con Poché?

- No, está todo bien con ella - esbozó una sonrisa sin ganas - lo que me pasa no tiene nada que ver con Poché.

- ¿Entonces? - la mujer quitó la mirada del camino por un momento - ¿Qué pasa?

Daniela pensó muy bien en cómo plantear la situación para no alarmar tanto a su mamá.

- ¿Te acuerdas que me quedé con Tille hace unos días? - suspiró.

- Sí, ¿Le pasó algo? - el tono en la voz de Mafe había cambiado.

- No - Calle respiró profundo - pero nos dormimos en la misma cama y amanecí semi desnuda.

De pronto toda la energía adentro del carro se tornó oscura y pesada. Mafe se orilló a un lado de la calle y apagó el motor.

- Dani, explícame bien porque no sé si entendí lo que quisiste decir - la miró fijamente a los ojos.

- No sé qué pasó ma, no me acuerdo - cerró los ojos con fuerza - nos tomamos unas copas de vino, nada del otro mundo, y nos fuimos a dormir. Eso es de lo que me acuerdo.

- ¿Cuando te despertaste estabas sin ropa? - la expresión en el rostro de Mafe era imposible de leer.

- Solo tenía puestos mis calzones, todo lo demás estaba en el piso - tragó con dificultad al recordarlo - lo enfrenté y le pedí explicaciones pero se veía tan confundido como yo.

- ¿Te revisaste el cuerpo Daniela? - la mujer luchaba contra las lágrimas - ¿Viste que no hubiera nada raro? ¿O que no te doliera algo?

- No había nada raro, te lo juro - hizo una pausa - y es casi imposible que me haya drogado porque nunca solté mi copa y abrió las botellas al frente mío. No tendría sentido.

- ¿Confías en él? - la pregunta solo tenía dos posibles respuestas.

- Sí, aunque sé que lo conozco hace muy poco estoy segura de que no sería capaz de algo así - fue sincera - ahora, el problema es que si no me drogó entonces la pérdida de memoria puede estar relacionada con el accidente.

VAS A QUEDARTE || CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora