Capítulo 31

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Calle observaba la silueta desnuda de Poché en la cama y se preguntaba por qué había tenido tanta suerte. No se sentía más especial que el resto o más importante, entonces no entendía por qué la vida la había premiado con la peliazulada mientras otras tantas personas como Juliana tenían tantos problemas para encontrar el amor.
Dani sabía que lo suyo no era habitual, mucho menos a una edad tan temprana y de una forma tan inesperada. La frase "es un amor de película" aplicaba a la perfección en su caso.

Poché abrió un poco los ojos y sonrió al darse cuenta de que Calle estaba prácticamente perdida en sus pensamientos.

- ¿Todo bien? - le preguntó antes de abrazarla por la cintura.

- Todo bien - Daniela le aseguró - te ves hermosa cuando duermes.

María José sintió cómo le cambiaba la temperatura de la cara y escondió la nariz en el cuello de la morena.

- ¿Algún día vas a dejar de sonrojarte cuando te digo algo bonito? - Calle le preguntó con ternura.

- No sé - Poché dijo bajito - no creo.

Dani rio al escucharla y la abrazó con fuerza. Para ella ya era normal el sentimiento hogareño que el calor de Poché le brindaba, lo que no era normal era el movimiento repetitivo de los pies de la peliazulada.

- ¿Qué pasa? - Calle le preguntó preocupada.

María José no dijo nada.

- Oye - Dani se distanció un poco para poder mirarla - me doy cuenta de que estás nerviosa. ¿Qué quieres decirme?

- Es muy tonto - Poché suspiró - no es nada importante.

- Gorda, cualquier cosa que te haga estar así es importante - Calle la miró con determinación - ¿Qué pasa?

La peliazulada se sentó en la cama sin prestarle mayor atención al hecho de que su torso estaba completamente descubierto.

- Ojos aquí Daniela - Poché rió y le levantó el rostro a la morena con ternura.

- Perdón - Calle dijo con vergüenza - ¿Me vas a decir qué pasa?

- ¿Me acompañas a la terraza?

- No tenemos terraza - Dani miró en dirección a la ventana con confusión.

- No tonta, a la de arriba - Poché soltó una carcajada suave - ahí te explico.

Las chicas se vistieron con lo primero que encontraron y la peliazulada tomó el cobertor de la cama y se lo puso sobre la espalda, lo que provocó una mirada extraña por parte de Daniela.

- Vamos a estar ahí un buen rato y no quiero que nos congelemos - Poché explicó.

Cuando llegaron a la azotea se encontraron con un grupo de chicos celebrando un cumpleaños y Calle tomó a Poché de la mano y la guió rápidamente entre la multitud hacia una de las esquinas de la terraza.

- ¿No prefieres que bajemos? - la morena miró la calle vacía a sus pies.

- No - María José esbozó una sonrisa - mejor caminemos un poco a ver si hay algún lugar con menos gente.

- ¡Tengo una idea! ¡Las escaleras de emergencia! - Calle sonrió y, de nuevo, tomó la mano de Poché y caminó rápido hacia la puerta de salida.

Para sorpresa de la peliazulada, las escaleras eran a cielo abierto. Calle se sentó en un escalón y la invitó a hacer lo mismo.

- Ahora sí - Poché le pasó un poco del cobertor a la morena y clavó la mirada en el cielo.

Durante varios minutos lo único que se escuchó fueron las voces lejanas de la fiesta en la terraza. Poché no había despegado los ojos de la luna y Calle comenzó a preguntarse si todo eso tenía algo que ver con la mamá de la peliazulada.

VAS A QUEDARTE || CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora