Capítulo 35

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Las lágrimas que caían desde los ojos de Poché eran una de las cosas más hermosas que Calle había visto en su vida. El reflejo anaranjado del atardecer hacía que cada una pareciera estar hecha de oro.

- Calle - la peliazulada sonrió y se cubrió la boca.

- ¿Qué dices? - Dani la miró expectante - ¿Te embarcas en otra locura conmigo?

- Contigo me embarco a todas las locuras que se te ocurran - Poché dio un paso adelante y la abrazó con fuerza - claro que quiero casarme contigo.

- ¡Dijo que sí! - Calle gritó esperando ver a sus amigos arriba del puente.

Cuando los ojos de las dos chicas se posaron en el Pont Alexandre III se encontraron con más que solo sus amigos. Asomados hacia el río estaban todos los invitados que, cuidadosamente, Ernesto había llevado hasta París.

- ¿Los trajiste a todos? - María José miró a Daniela sin dejar de llorar.

- No - las lágrimas empezaron a deslizarse por el rostro de la morena - tiene que haber sido Ernesto.

A un lado de Germán apareció el chico y les tiró un beso con las manos.

- ¡Enhorabuena mis amores! - gritó con fuerza.

Las chicas rieron y se miraron sin poder creer lo que estaba pasando. Dani tomó la mano de Poché con cuidado y le puso el anillo que llevaba resguardando por meses.

- Te amo - la morena dijo antes de tomarla por la cintura y darle un beso que paralizó el mundo por unos segundos.

- No puedo creer que los hayas traído a todos - Daniela repetía una y otra vez mientras abrazaba a Ernesto - eres demasiado.

- No podía dejar que hicieras esto sin tu familia y la de Poché - el chico le explicó - las quiero con toda el alma y voy a hacer lo que esté en mis manos para siempre verlas así de felices.

- Espero poder regresarte un poquito de esta felicidad algún día - Poché suspiró.

- Verlas así es más que suficiente para mí.

El chico las abrazó con fuerza y se fue a hablar un rato con Pipe y con Natalia que estaban del otro lado del restaurante.

Ernesto había reservado un pequeño local cerca del río Sena para celebrar el compromiso ahí, había mucho champagne y una cantidad ridícula de comida típica francesa.

Calle caminó hacia donde estaban los demás y le pidió a Juliana que la acompañara un momento.

- Estoy tan feliz por ustedes - la rubia le dijo con los ojos vidriosos - se lo merecen.

- Gracias Juli - Dani esbozó una sonrisa - oye, necesito preguntarte algo ... ¿Ya sabías que venías cuando decidiste ponerle pausa a las cosas con Pipe?

- No - Juliana dijo de inmediato - de hecho Ernesto me habló ese día que tú y yo hablamos ... de haber sabido posponía un poco mi decisión.

- Deberías hablar con él ahora que lo tienes contigo ... las cosas se aclaran y se entienden más fácil cuando las cosas se dicen de frente - Calle le sugirió - además creo que él se lo merece.

- En esto tienes razón ... cuando nos vayamos de aquí le voy a pedir que hablemos.

Se escuchó el golpecito de un cuchillo con una copa y todos dirigieron la mirada a la fuente del sonido. Marc estaba parado sobre una silla con una copa de champagne en la mano.

- Hola a todos - el hombre rió - sé que ya nos saludamos pero no sabía bien cómo empezar esto.

Todos rieron al unísono y Calle miró al esposo de su mamá con tanto que cariño que casi no le cabía en el cuerpo. De las personas que esperaba que hablaran durante la celebración Marc era el último en esa lista.

VAS A QUEDARTE || CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora