Capítulo 11

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- Lo que le pasa a Daniela no es del todo anormal - el médico les explicó con tranquilidad - es algo que llamamos daño cerebral secundario. Son síntomas que aparecen después del evento traumático y que se relacionan directamente con la parte del cerebro que se vio afectada.

- ¿Y qué se hace para que no le vuelva a pasar? - Mafe tenía agarrada la mano de su hija con mucha fuerza.

- Necesito que Dani se haga un par de exámenes más para evaluar si su cerebro está inflamado o si la presión arterial está elevada - esbozó una sonrisa intentando proyectar calma - no tienen que asustarse, es común ver estas secuelas en pacientes que tuvieron un golpe tan fuerte como el de ella.

- ¿Entonces no es grave? - Calle preguntó asustada.

- Tengo que descartar algunas cosas, pero a simple vista no parece ser más que un rezago de la lesión.

- ¿Entonces puede seguir haciendo su vida normal? - Mafe sonrió.

- Siempre y cuando esté muy atenta a cambios repentinos - miró a la morena - si notas cualquier cosa extraña en tu humor, tu visión o si vuelves a tener un episodio de amnesia, me llaman de inmediato.

Las dos salieron del hospital un poco más tranquilas. Los exámenes de sangre habían arrojado niveles normales así que la teoría de que Tille podría haber hecho algo estaba completamente descartada.

- ¿Debería contarle a Poché? - Calle le preguntó a su mamá - No quiero preocuparla, bastante mal lo está pasando.

- Espera a que te hagan todas las pruebas y, ya teniendo certeza de lo que pasa, le dices - propuso Mafe.

Daniela asintió y se subió al carro. Sacó su celular y le envió un mensaje a Arístides.

C: Podemos vernos? Es importante :)

T: Estoy en mi casa, ven cuando quieras.

El punto al final del mensaje fue un indicio de que las cosas no estaban bien.

- ¿Me dejas en casa de Tille? - Dani le pidió a Mafe - Tengo que hablar con él.

- ¿Segura? - la mujer la miró insegura.

- Segura mamá, le hice sentir que esto era su culpa - suspiró - él no tuvo nada que ver y tiene que saberlo.

El resto del viaje en carro fue en total silencio, el aire no era pesado pero tampoco liviano. A Calle le molestaba la actitud de su mamá porque no tenía por qué desconfiar del chico. Si había tenido la confianza de contarle las cosas no era para que juzgara la situación ni a quien involucraba.
La morena se bajó y le avisó a Tille que había llegado. Cuando el chico abrió la puerta Dani se dio cuenta de que estaba pasando por un momento muy bajo.

- Tille ¿Qué te pasó? - la chica lo miró de pies a cabeza - Estás blanco como una hoja.

- No me siento muy bien - sonrió con dificultad - pasa, ¿Quieres algo?

- No, no te preocupes - Dani seguía observando a su amigo - Tille, no es normal que estés así. ¿Pasó algo? ¿Te metiste alguna cosa?

- Digamos que se me pasó la mano con unas pastillitas para la felicidad - rió sin fuerza y se dejó caer en el sillón - estupideces mías. Mejor dime de qué quieres hablar.

- Arístides, ¿Qué carajo te tomaste? - Calle estaba furiosa - Creí que ya no te metías esas porquerías.

- No estaba pensando claro, fue un error - se disculpó.

- ¿Fue por lo que pasó? - la morena se acercó y le tomó las manos - Sé honesto conmigo Tille, ¿Fue por eso?

El chico esbozó una sonrisa triste y asintió.

VAS A QUEDARTE || CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora